Señor Director:

En su columna habitual (miércoles), mi querido amigo y colega de facultad, el profesor Hernán Corral, afirma que la eliminación de la cláusula “la ley protegerá la vida del que está por nacer” en el anteproyecto constitucional tendría como efecto que la criatura en el vientre materno no recibiría un reconocimiento ni como persona ni como bien jurídico. Debo disentir de aquella opinión.

Si bien un grupo importante de consejeros expertos anhelaba una declaración expresa como la exigida por mi colega, se decidieron a votar sin ningún temor a favor del propuesto art. 16 N° 1, ya que el art. 1° declaraba la dignidad humana como inviolable y, adicionalmente, tanto el derecho a la personalidad jurídica (art. 3) como a la vida del que está por nacer desde la concepción (art. 4.1.) se encontraban en su particularidad reconocidos en la Convención Americana de Derechos Humanos, por lo que sería ilegítima su reversibilidad. Por lo tanto, entendieron que esta técnica legislativa era un buen instrumento para aclarar que existe un solo estatuto de seres humanos: Persona (sesión 28 del pleno).

La cláusula exigida por Corral, en efecto, había demostrado su ineficacia para efectos de la protección de seres humanos no nacidos como sujetos de derecho, posibilitando que algunos interpretaran el actual art. 19 N° 1 de la CPR como una decisión del constituyente de distinguir dos estatutos de seres humanos: sujetos de derechos humanos y meros objetos de protección. Aquella había logrado convencer incluso a cinco de diez ministros del Tribunal Constitucional de la posibilidad excepcional de instrumentalizar a seres humanos (Rol N° 3729 (3751)-17-CPT).

Con la supresión de esta frase se termina entonces con una discriminación arbitraria e inexplicable, que era incompatible con el principio fundante de nuestro Estado de Derecho, la inviolabilidad de la dignidad humana.

Dr. Gonzalo García Palominos
Profesor de Facultad de Derecho U. de los Andes