Los llamados al diálogo, las congratulaciones a las autoridades de gobierno y el discurso más largo desde el retorno de la democracia fueron parte de lo que dejó el segundo mensaje de Gabriel Boric como Presidente de la República. Una intervención en que se le vio relajado, sonriente, improvisador y en que varias veces aludió a algunos asistentes mientras los buscaba entre la audiencia.

Precedido de una campaña electoral marcada por un relato de cambios estructurales y tras 15 meses de gestión, con dos derrotas electorales, el Presidente Boric mencionó una serie de dificultades que debió enfrentar el Gobierno. “Si alguien me preguntara si acaso estas constataciones han hecho modificar nuestros principios, mi respuesta es no: seguimos convencidos de la necesidad de avanzar hacia un país que ofrezca más libertades, que practique la solidaridad para cuidar a los más necesitados”, dijo.

Luego agregó que “si alguien a renglón inmediato me preguntara: ¿acaso el constatar el grado de tensiones que presenta nuestra sociedad chilena, los miedos y las incertidumbres y el atraso del Estado para darles respuestas oportunas, te ha hecho cambiar tus prioridades? Mi respuesta es sí, tajantemente sí. (…) Al ver la situación de discordia en que estaban nuestras relaciones sociales, nuestra seguridad y nuestro aparato estatal, hemos reordenado nuestras prioridades y lo seguiremos haciendo todo lo que sea necesario. Porque las urgencias del pueblo deben ser también las urgencias del Gobierno”.

Aquello no fue leído como una renuncia a las transformaciones, sino que como una muestra de un líder que es reflexivo y que escucha las peticiones de los ciudadanos.

Aunque señaló que no era su afán desmerecer el trabajo realizado por la administración anterior, la primera autoridad inició el discurso señalando que en estos primeros meses de gestión el Gobierno ha retornado cierta normalidad al país luego del estallido y la pandemia del covid-19.

Boric puso como ejemplos la desescalada inflacionaria, el control de las fronteras, la reducción de las listas de espera a niveles prepandemia, el avance en la entrega de viviendas y los acuerdos en materia de seguridad. Y relató lo que a su juicio son los avances de su administración como el Copago Cero, sueldo mínimo, royalty minero, ley TEA, entre otros.

En ese punto de la jornada, los llamados a la oposición a que apruebe las reformas tributaria y de pensiones (ver nota en B 1) marcaron la primera inflexión de la jornada. “¡Es mala la reforma!”, le respondió desde su asiento el diputado UDI Sergio Bobadilla, uno de los más críticos durante la primera parte del discurso. Algunos en la oposición se incomodaron cuando el Presidente dijo que “al día de hoy se han entregado 60.222 mil viviendas”, porque en concreto muchas de esas casas comenzaron su construcción hace varios años. Boric se dio cuenta de esa incomodidad y rectificó.

En la vereda oficialista, muchos dirigentes de Apruebo Dignidad y en especial del Frente Amplio, celebraban que en las primeras páginas el Presidente hiciera mención a la deuda histórica de los profesores y a la condonación del CAE. Gestos al Frente Amplio y Apruebo Dignidad que se dieron durante todo el discurso, con la defensa a la labor del ministro de Educación, Marco Ávila (RD), la valoración a la exdirectora sociocultural de La Moneda Irina Karamanos (CS) y el respaldo a la medida “Chao Tarifa Invierno”, de la diputada Karol Cariola.

Con el correr de los minutos, el mandatario se dio espacio para entrar en interacción con los asistentes, a quienes les preguntaba si todavía tenían paciencia para escucharlo. Fueron 3 horas y 36 minutos de extensión —el anterior más largo había sido el de Patricio Aylwin en 1993, con 3 horas y cinco minutos— de un discurso marcado por las reflexiones del mandatario, improvisaciones y congratulaciones a sus ministros de Estado por la labor realizada. Al ministro Esteban Valenzuela (Agricultura) lo felicitó por acarrear fardos; a la ministra Carolina Tohá por encargarse, además de la seguridad, de combatir los desastres naturales; al ministro de Transporte lo felicitó por ser alegre, y así continuó.

También hubo varios gestos a la expresidenta Michelle Bachelet, presente en el Congreso, con una libreta en la que anotaba cada eje del discurso (ver C 6).

A las Fuerzas Armadas hubo gestos a la hora de hablar de migraciones y La Araucanía, con la “valiosa” colaboración de ellas en el estado de excepción.

Golpe de Estado

Casi al final del discurso vino uno de los momentos más aplaudidos para el mandatario, cuando se refirió al “golpe de Estado de 1973, que quebró la democracia en nuestro país”.

Con especial énfasis, el mandatario dijo “los 50 años del golpe de Estado son una ocasión propicia para que reafirmemos que ninguna diferencia entre nosotros nos llevará a descuidar y dejar de defender la democracia y los derechos humanos”, lo que generó que buena parte de la centroizquierda se pusiera de pie en aplausos. Las diputadas Carmen Hertz, Lorena Pizarro y María Candelaria Acevedo, del PC, desplegaron una bandera en el pasillo del salón por los detenidos desaparecidos.

El mandatario pidió acabar con el negacionismo relacionado a las violaciones a los derechos humanos, anunció la creación de un archivo histórico y dijo que se realizará una millonaria inversión en el Servicio Médico Legal para buscar a los desaparecidos.

Por la noche, y al igual que en 2022, emitió una cadena nacional.