Tras reunirse con la familia de la carabinera asesinada el domingo, el Presidente de la República afirmó: “Personalmente, junto al subsecretario Monsalve, a la ministra del Interior, estaré acompañando a Carabineros en procedimientos, para que quede claro el apoyo que existe y dónde está la autoridad. Son los delincuentes los que tienen que sentir miedo, no las instituciones, ni menos la ciudadanía honesta”. La sorprendente declaración desató toda clase de reacciones. En primer lugar, hizo que muchos recordaran los fuertes cuestionamientos que él, como diputado e incluso como candidato presidencial, había formulado antes a Carabineros. No fue el único, sino que lo acompañaba en esa actitud hostil toda la coalición Apruebo Dignidad, muchos de cuyos integrantes tienen ahora la responsabilidad de gobernar y conservar el orden público.

Por cierto, en su interpretación más literal, la idea de acompañar personalmente a los policías puede parecer un sinsentido, considerando la existencia de operativos altamente peligrosos, como el que condujo a la muerte a la carabinera Rita Olivares, en Quilpué, y en los cuales la presencia de autoridades constituiría un estorbo, además de un riesgo innecesario. Así, la ministra del Interior salió a clarificar las afirmaciones, precisando que solo se trata de mandar un mensaje de apoyo y no de generar situaciones imprudentes. Despejada esa duda, y entrando en la discusión de fondo, la ministra secretaria general de Gobierno intentó hacerse cargo del cambio radical en las posiciones que quienes hoy integran el oficialismo han sostenido respecto del orden público. “El país ha cambiado, el Congreso es otro y hoy a nosotros nos toca gobernar”, dijo. Pero no hizo referencia a los cambios en las ideas y las valoraciones que ellos hacen de la labor policial. Tampoco lo ha hecho el Presidente, lo que deja abierta la posibilidad de nuevos saltos, pues mientras no se explique cómo se produjeron los cambios de apreciación no se encuentra bien resuelto el dilema de cuadrar las promesas de campaña, que incluían la refundación de Carabineros, con el respaldo que hoy se declara al cuerpo policial.

Las autoridades, ante la mala evaluación ciudadana que tienen estos giros, que no son estimados como sinceros, parecen buscar refugio en la supuesta necesidad de avanzar en lograr cambios legales. Pero para superar la grave crisis de seguridad pública y la debilidad de las fuerzas policiales no es un cambio legal lo relevante. En efecto, la falta de respeto que experimentan los carabineros no se debe a omisiones legales o a disquisiciones jurídicas, sino a una campaña de desprestigio, insultos y falsas noticias que fue alentada precisamente por una parte de quienes hoy ejercen el gobierno. Desde la exaltación a figuras criminales que participaron en las manifestaciones de octubre de 2019 hasta la difusión del perro “matapacos”, la operación tuvo un impacto, especialmente entre los delincuentes. Ellos interpretaron que se podía atacar a las fuerzas policiales si estas eran deslegitimadas incluso por autoridades —como los parlamentarios— de proyección nacional. Pero, además, el respaldo político entregado a quienes ejercían la violencia y el vandalismo en las manifestaciones alentó ese tipo de acciones y generó una situación de desborde que —ahora parece claro— fue bien aprovechada por las bandas criminales para fortalecerse y avanzar en sus propios objetivos, mientras las policías debían concentrar sus esfuerzos en el orden público.

El Presidente Boric ha dicho ahora: “Creo que vale la pena reflexionar respecto a nuestras actuaciones en el pasado y reconsiderar actuar de acuerdo al contexto que estamos viviendo en Chile”. Sin duda será interesante conocer el examen que el Presidente haga de sus actuaciones anteriores y cabe esperar que esto le permita reconocer errores, para así hacer creíbles sus últimas afirmaciones de respaldo a la policía. Ideal sería que no fuera solo el contexto actual, sino la necesidad permanente de mantener el orden público lo que lo lleve a dar cuenta del giro en sus posiciones y, especialmente por su relevancia, del respeto que hoy se manifiesta a Carabineros. Y es que tal vez aún más importante que el convencimiento que ahora expresan las autoridades en materias de seguridad pública, será que este se mantenga si es que en el futuro les corresponde volver a ser oposición y no repitan entonces conductas políticas cuyas consecuencias el país está sufriendo.