Señor Director:

¿Podría alguien decir que las minorías no son importantes en la construcción de la sociedad? Pienso que no. Pero, ¿qué pasa con las mayorías? Existe una mayoría silenciosa que, muchas veces, está siendo olvidada e invisibilizada. Me refiero a los adultos mayores.

No cabe duda de que algunas políticas públicas los tienen como prioritarios: vacunas, pensiones, descuentos en algunos gastos básicos, etcétera. Pero, ¿se les considera para tomar decisiones sobre su presente y sobre cómo quieren sentirse útiles?

Margarita es una abuelita de más de 90 años. Tenía un pequeño negocio de barrio. No vendía mucho, pero le permitía sentirse viva y útil. Conversaba con sus vecinos y en más de alguna oportunidad se equivocó y salió perdiendo al dar mal el vuelto. Con la implementación de la “boleta electrónica” tuvo que terminar su negocio, porque no pudo aprender a usar el “sistema nuevo”, ciertamente más eficiente y eficaz, pero que se olvidó de los que no iban a cambiar la forma antigua.

Esta semana, leí sobre la propuesta de eliminar los billetes grandes para que no circule tanto efectivo: “que las transacciones de ahora en adelante se hagan con tarjeta”. Todo esto con el objeto de dar mayor seguridad y de correr menos riesgo ante un asalto. ¿Sabrán los que toman las decisiones de la ansiedad, desconfianza e inseguridad que sienten nuestros mayores al usar la tarjeta electrónica? ¿Conocerán esa sensación de “inutilidad” al tener que depender de otro para comprar sus remedios o tomarse un helado?

En un tiempo más, seremos un país de adultos mayores: no olvidemos a esa mayoría silenciosa.

Pbro. Felipe Lizama Silva