Nicolás Poblete (1971) es uno de los autores chilenos más prolíficos, versátiles y variados de la actualidad. Asimismo, ejerce como periodista y mantiene espacios de divulgación de reseñas y entrevistas, comentarios y ensayos. Estas crónicas pueden encontrarse en el diario Cine y Literatura y en la revista cultural La Panera. Poblete es doctorado en Literatura Hispanoamericana por la Washington University de Saint Louis y ha editado el volumen de poemas en inglés Swimming the witch. Ha publicado una decena de novelas, destacándose Dos cuerpos (2002), Réplicas (2004), Concepciones (2017), Sinestesia (2017) y Dame pan y llámame perro (2020).

Subterfugio, su más reciente, extenso y probablemente más ambicioso proyecto narrativo, nos sumerge en un mundo de personas jóvenes dañadas por la misoginia, la indiferencia, el maltrato, la incomprensión y la incomunicación de ellos con sus padres. Aquí se entrelazan voces que caen en el mutismo o bien se desarrollan, con un manejo del idioma excepcional, en una construcción de personajes que, a su modo, son víctimas o denuncian la violencia desde lugares específicos. La trama de Subterfugio transcurre en diversos lugares, teniendo como eje el centro terapéutico de Susana Benvenisti, quien, aparte de tratar los severos daños psíquicos sufridos por los protagonistas, Sebastián y María Ignacia, posee un centro cercano al mar, deshabitado y donde hay un infinito espacio para reflexionar.

Tanto Sebastián, psicólogo tratado por Susana, como María Ignacia se revelan en el entorno psicoterapéutico o mediante autorreflexiones, hasta que las circunstancias se atraviesan por sobre los hechos vitales que podrían contribuir a su proceso de sanación. En forma paralela a los procesos individuales de los protagonistas, que se sumergen en la memoria y evocan sus traumas de daños físicos y psíquicos, se genera, a lo largo del país, una agitación social que refleja la violencia que sufren los habitantes de esta sociedad. La tensión va en escalada, se suceden episodios de elaboración y ajustes de cuentas: las protestas de las víctimas se entremezclan con las consignas callejeras, trazándose un mapa de pulsiones al borde del estallido, ofreciéndosenos una fúnebre salida.

“Un portal: si quiero, solo con voluntad, puedo avanzar, un paso, dos pasos, hacia una libertad, absoluta libertad, sin saber si habrá tierra firme bajo mis pies, quizá esperando encontrar un borde, un precipicio. Me levantaré, o sea, me levantaré sin haber dormido más que un par de horas temprano. Y comenzaré a ordenar las tazas de la cocina y a preparar té. Quizá me tome el día libre y maneje hacia la costa”, reflexiona Sebastián luego de una visita al domicilio de Susana, situado en una calle sin salida del centro de Santiago. El héroe se pregunta también si fue un error haberla visitado, constatando la fragilidad de alguien que, se supone, debe ejercer un rol tutelar si uno se somete a terapia con ella. Pero pronto se responde que no y que todo fue un enfrentamiento con algo suyo, una parte del pasado que, sin embargo, no ha pasado: hay excitación y desesperanza, una emoción que parece desánimo y puede variar a un fundamental entusiasmo, una exaltación que va y viene, una puerta como cualquier otra.

Poblete riza el rizo en las sucesivas intervenciones de sus personajes, pero lo hace con tacto, sensibilidad, inteligencia y un nivel estilístico pocas veces logrados en sus anteriores obras.

“Solo, entre los familiares ruidos del mar, del viento, de las gaviotas. Hay un estímulo en el agua atomizada, fría y salada, una erosión de cristales marinos, ínfimos, impactando mi piel con arenilla. Absoluta soledad”, medita Sebastián tras una intensa jornada.

Es difícil decir cuál es el sentido último o principal en una novela compleja y tan cuidadosamente estructurada. Las existencias personales se entrecruzan y, como sucede en sus anteriores libros, el trasfondo social más parece un pretexto (¿o un subterfugio?) para volcar secretas intimidades.

“Este es mi lugar, uno de mis lugares. Frente al mar frío, después de caminar, perder el aliento. Esa felicidad de la fatiga física que me impide reflexionar”, son palabras que, tal vez, resumen el significado de esta notable ficción.