Señor Director:

Como era de esperar, Cristián Warnken y los suyos se han pronunciado por rechazar la nueva Constitución. Dicen que es “ajena a la realidad nacional y a su historia” y sugiere “una nueva y buena Constitución”. El problema es que su discurso nos deja en la incertidumbre, al no ofrecer un camino institucional de salida a la crisis económica y política que ya está presente y que se agudizaría en el caso de un eventual rechazo.

Surgen, entonces, preguntas insoslayables. ¿Es que Warnken está pensando en reformar la Constitución vigente, mediante el actual poder constituido del Senado y la Cámara de Diputados? ¿O cree que, en vez del pueblo llano, un equipo de lúcidos abogados, economistas y empresarios podría redactar una Carta Magna, más ajustada a la realidad nacional? ¿O es que quiere nuevas elecciones de constituyentes, porque los actuales no tuvieron un comportamiento “cercano a la historia nacional”? Son preguntas ineludibles, que no tienen respuesta.

En efecto, en el caso de triunfar el Rechazo, el líder de los amarillos no nos entrega un camino institucional que conduzca a la elaboración de “una buena” Carta Magna y, al no hacerlo, deja al país en la oscuridad.

No basta con el rechazo de Warnken a la nueva Constitución. Para que su planteamiento sea serio, debe proponer una salida político-institucional para enfrentar las incertidumbres que se presentarían en el país con el eventual Rechazo.

Roberto Pizarro Hofer
Economista y exembajador