Mauricio Isla está a punto de oficializar su llegada a Universidad Católica y es una gran noticia para el equipo cruzado: hace rato que su defensa no está dando garantías plenas (con excepción de la banda izquierda con un sólido y regular Alfonso Parot como emblema), y por eso la llegada del lateral derecho de la Roja será, sin duda, un aporte para la estabilización que pretende darle Ariel Holan al equipo. Será un zaguero eficiente y una clara salida ofensiva, a no dudarlo.
Sí, Isla llegará a la UC a solucionar un problema táctico-estratégico del tetracampeón. Más que eso, seguramente a participar del gran proyecto que el entrenador tiene y que apunta a que la Católica no solo mantenga su primacía en el plano local, sino que, de una buena vez, se meta también en la pelea grande a nivel internacional, que es lo que le falta a la institución cruzada.
Por eso es que Isla vuelve. No para “cumplir un sueño de niño” o para “pagar una deuda con el club”, sino porque, seguramente, el “Huaso” siente que Universidad Católica le puede generar las condiciones para hacer lo que ha hecho siempre: competir. Esa es la motivación. Si la U —que es el equipo de preferencia de Isla— se siente ofendida, a la FIFA…
Y eso es lo que hay que analizar en el retorno de cada uno de los grandes jugadores que Chile ha tenido en las últimas décadas. No verlo como el término, el ocaso, la despedida final o el gustito de un crack, sino que como la posibilidad cierta de que ellos mantengan en alto ese espíritu que los hizo diferentes.
Veamos el tema con otros ejemplos.
Arturo Vidal es una obsesión declarada de Boca Juniors, tal como lo ratificó el propio Juan Román Riquelme en su calidad de vicepresidente del club, porque allí requieren un jugador de las características del chileno en su mediocampo para volver a competir en el primer nivel y tratar de equiparar la supremacía de River. ¿Le ofrece eso Colo Colo? ¿Tiene un plan similar Blanco y Negro? ¿O jugar con la “23” del equipo blanco debe bastar y sobrarle al “King”?
En River, en tanto, ante la próxima partida de Julián Álvarez y la inseguridad de tener un esquema ofensivo que sepa suplirlo, el nombre de Alexis Sánchez ha sonado como posibilidad de refuerzo. De concretarse su llegada, el Niño “Maravilla”, bien manejado por el DT Marcelo Gallardo, podría no solo retomar su nivel, sino que recuperar el más grande de sus valores: el amor por una buena gambeta. Y seguro estaría en la pelea por ganar la Copa Libertadores. Pregunta: ¿La U está en la misma lógica?
Sí, todo se trata de motivación. No de caridad ni tampoco de amores a la fuerza.
No es que Vidal, Sánchez, Claudio Bravo, Gary Medel, Eduardo Vargas y Charles Aránguiz no quieran retornar por el momento a Chile (en especial a los clubes de sus amores) porque desmerezcan el medio. Simplemente no están entre sus opciones actuales, porque saben, sienten, que el deseo de quienes claman por ellos no trae aparejado un proyecto, un plan, una idea que les permita pensar en convertirse en piezas de importancia para consolidarlos.
Entendamos de una vez. No son ellos los agrandados. Es el medio el que no está a la altura de lo que ellos son.