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Cartas
Domingo 19 de junio de 2022
Cierre de la fundición de Ventanas
El cierre de la fundición de Ventanas decidido por el directorio de Codelco el viernes es una medida largamente anhelada por los habitantes de la zona y por muchos en Chile, debido a la contaminación atmosférica que esta fundición genera y que ha afectado a una población de cerca de 50 mil personas en las comunas de Quintero y Puchuncaví. Este cierre no afecta a la refinería contigua a la fundición, la que puede seguir operando e incluso ampliarse en el futuro.
Ventanas fue construida a partir de 1964 y en su inicio emitía a la atmósfera todos los gases de azufre y las partículas. Desde 1992 fue avanzando en capturar sus emisiones aéreas en forma progresiva, pero todos estos años la fundición tuvo innumerables episodios ambientales que afectaron fuertemente la salud de la población circundante. Ventanas cumple con la normativa chilena ambiental actual, la que es menos exigente que la normativa internacional (OMS y Agencia para la Protección Ambiental de los EE.UU.) de zonas pobladas.
Aquí hay tres aspectos que considerar. El primero es que, a pesar de que Ventanas cumple con la normativa chilena, ocasionalmente se generan episodios que afectan la salud de las personas, y ello es inaceptable.
Segundo, que la fundición no está en condiciones de cumplir con la exigencia de la normativa chilena a partir de este año, la que establece una forma más exigente de regular el cumplimiento.
Y tercero, y más importante, que la normativa chilena debe ser actualizada pronto y colocada a la par con las más exigentes regulaciones internacionales (OMS y Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., EPA) de protección de la salud de las personas.
Realizar las inversiones para lograr una fundición que cumpla con las regulaciones de salud de la OMS o de la EPA, con captura de 99,8 o 99,9% de los gases, no es factible económicamente para Ventanas, según numerosos estudios. La única alternativa viable es cerrar esta fundición y construir una nueva de mayor capacidad, ubicada en una zona que no esté saturada, como lo está Puchuncaví.
Hay fundiciones que operan en ciudades europeas, en Estados Unidos y en el Asia, y que parecen cerradas cuando uno las visita porque no se huele azufre ni hay emisiones visibles. ¿Por qué no lograr este mismo estándar para las fundiciones del principal productor mundial de cobre? No hay motivos económicos ni técnicos que lo impidan, y el país debiera fijarse esta meta en un plazo razonable si quiere llegar a ser plenamente desarrollado. El cierre de Ventanas es una señal muy poderosa de que estamos avanzando en esta dirección.
Es obvio que el cierre tiene costos sociales importantes en pérdida de empleos, pero Codelco ya anunció medidas que aseguran el futuro de los trabajadores propios de la fundición. Tanto la compañía como el Estado deben asegurar que medidas similares se ofrezcan a los trabajadores de terceros, los que son más numerosos.
En definitiva, el costo social, de salud y de pérdida de calidad de vida de mantener funcionando la fundición de Ventanas excede largamente el costo que tendrá que asumir Codelco y el Estado de asegurar empleo a aquellos que lo perderán.
Otro de los costos sociales del cierre de Ventanas es que los pequeños y medianos mineros que funden sus concentrados en esta fundición ya no tendrán esta alternativa. Por ello, el Estado debe proveer los medios para que dichos concentrados sean tratados en otras fundiciones chilenas o internacionales. Es lo que ocurre en la inmensa mayoría de los países que tienen pequeña minería, entre ellos Perú, México, la República Democrática del Congo y Zambia.
El cierre de la fundición de Ventanas es un proceso de varios años y es de esperar que concite el apoyo de todas las instituciones del Estado, del país y de los chilenos.
Gustavo Lagos
Profesor UC