Al parecer, Pep Guardiola tuvo que dejar un tanto de lado sus convicciones más profundas —esas que indican que el funcionamiento colectivo siempre está por sobre el aporte individual— y dio el pase para que Manchester City cuente el próximo año con un goleador de esos que está en categoría de “pepero”: el noruego Erling Haaland se integrará al equipo a partir de junio próximo a la escuadra inglesa.
No, no se crea mal. La llegada del ahora ex atacante de Borussia Dortmund no es una imposición que Guardiola acepta a regañadientes. El DT catalán por cierto que valora la presencia de un artillero de fuste en sus equipos —Robert Lewandoswki en Bayern Munich fue prueba de ello—, pero es un hecho que dirigiendo al City optó más por construir un circuito de ataque que poner fichas en un goleador (tal como podría confirmarlo el Kun Agüero).
¿Qué pasó ahora que Guardiola dio el pase para la contratación de un jugador como Haaland? Aparte de las presiones de los dueños del City, seguramente el entrenador se dio cuenta de que a la larga o a la corta, sea como sea se juegue, un goleador, por mucho que no se ajuste a ciertos criterios generales, nunca estará de más en un equipo.
Lo interesante será ahora ver cómo Guardiola hace encajar al noruego en su sistema. Seguramente uno de los atacantes actuales —casi con certeza el brasileño Gabriel Jesús— deberá buscar otro rumbo para que Riyad Mahrez y otro atacante (¿Jack Grealish, por fin?) sean los que por fuera abastezcan a la nueva joyita del City. Aunque no puede descartarse algún intento de conformación de dupla con Raheem Sterling.
En fin, ya veremos…
Lo concreto es que sea cual sea la fórmula elegida por Guardiola, si Haaland llega a ser trascendente en el nuevo City, quedará instalada la idea de que, finalmente, en el fútbol más vale tener a un goleador que una linda filosofía…
Interesante debate.
En Chile, por cierto, hace rato que esta dicotomía ha estado en boga, porque a partir de los logros obtenidos a nivel internacional por la Roja, los bandos opinantes se han exhibido sin máscaras: por un lado están los que sentencian que el eficiente funcionamiento de un equipo supera la presencia de un tipo de jugador en específico y, por otro, los que señalan que ningún sistema puede dejar de lado cierto tipo de jugadores (el goleador, el más emblemático de ellos).
Es claro que la más juiciosa de las opiniones sería que existan una y otra alternativa. Pero al no haber posibilidades de que ello ciertamente ocurra, la historia indica que es más trascendente tener un jugador que tenga gran porcentaje de conversión que un equipo que base su fortaleza en un circuito por más virtuoso que éste sea.
Es difícil ser tan tajante, por cierto, pero valga una sola idea escrita por el columnista Antonio Casale para refrendar la tesis: que los futbolistas son los que definen los partidos es una de las pocas verdades absolutas que existen en el fútbol.