Señor Director:

Hace unos días, la geógrafa Jocelyn Vega manifestó su preocupación a este medio por las muertes de fauna nativa en la isla de Chiloé. Lamentablemente esto también sucede en la Región de Aysén, en el Parque Nacional Cerro Castillo, con los huemules. Es un hábitat privilegiado para este mamífero emblemático; pero la reserva está dividida por la Carretera Austral. Los animales la cruzan en busca de alimento y refugio. Varios han sido atropellados, porque tal y como sucede en Chiloé, existen pocos controles de velocidad en el sector y los vehículos que transitan muchas veces lo hacen con poca prudencia u omitiendo las señaléticas.

En febrero de 2021, tras un accidente que terminó con la vida de una cría de apenas tres meses, Marcelo Llanquín y Bárbara Reyes, estudiantes de la Escuela Rural Río Blanco, junto a su docente Patricio Muñoz, desarrollaron una solución para la protección de este animal. Se trata de “Huemul Safe”, un collar de monitoreo electrónico conectado de forma remota a una baliza que da aviso temprano a los conductores que circulan por la carretera. El proyecto cuenta con el respaldo de Conaf y fue ganador regional del premio de talento digital escolar Los Creadores 2021, que organizan desde hace seis años Fundación Kodea, “El Mercurio” y TVN, para visibilizar ideas como esta y otras innovadoras soluciones de estudiantes que sintonizan con estos dilemas locales y globales y usan la tecnología para darles solución.

Ante el llamado para que se tomen cartas en el asunto, quizá sea el momento para poner atención a la innovación temprana que se está incubando en las escuelas de Chile y aprovechar el talento de las generaciones de niños, niñas y jóvenes, como Bárbara y Marcelo, que además de recorrer el mundo con su solución en la campaña país creating future, están pensando en digital para resolver dilemas que pasan en Chiloé, Aysén, Australia, Francia y otras latitudes. Ante la pérdida de biodiversidad, ellos ya tomaron acción. Tenemos soluciones con potencial de escalabilidad made in Chile.

Karla Cantuarias Bottero
Fundación Kodea