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Cartas
Domingo 03 de abril de 2022
Sobre el sistema político
Señor Director:
En la columna “Sistema político: ¿Buen o mal acuerdo?”, sus autores sostienen que el diseño propuesto genera un débil sistema de contrapesos, un pseudo bicameralismo, el debilitamiento del hiperpresidencialismo en materia presupuestaria, lo cual, en el contexto del debilitamiento de los partidos, es previsible que los diputada(o)s se “desaten” proponiendo leyes populares, pero presupuestariamente inviables.
Los autores no se hacen eco de afirmaciones de algunos senadores que repentinamente se han constituido en la voz de las “regiones”, como si los integrantes de la Cámara de Diputadas y Diputados, que las representen, no fueran a decir cosa alguna sobre pensiones, salud y vivienda.
Sin duda que los integrantes de la Cámara de Regiones expresarán mejor el interés de las regiones al estar involucrados en la vida política de ellas. El diseño genera un buen sistema de frenos y contrapesos, pues está basado realmente en dos formas distintas de representación: “una persona un voto” y territorial. A ello se agrega la participación de la Cámara de Regiones en la Ley de Presupuestos, las relativas a la regulación de las elecciones, las que alteran la división política y administrativa del país, las que reformen la Constitución en lo relativo al Poder Legislativo y Ejecutivo, al servicio electoral y votaciones populares y escrutinios, y la Contraloría General de la República, entre otras, elementos todos cruciales para controlar los asaltos contra la democracia desde la democracia. Pero más importante que eso es la real constitución de comunidades políticas vivas en las regiones encabezadas por el gobernador y la Asamblea Regional.
“Last but not least”, omiten los autores reflexionar sobre el efecto del actual orden institucional en la fragmentación partidaria. En el nuevo sistema, partidos insertos en las regiones, con una Cámara política con real incidencia en la toma de decisiones fundamentales (a lo que ayuda la capacidad e iniciativa en temas presupuestarios) y un presidencialismo atenuado puede constituir un escenario mejor para la construcción de un sistema de partidos que supere la actual fragmentación.
Eugenio Rivera Urrutia
Fundación Chile 21 y Casa Común