Señor Director:

Hoy, la gran diferencia de la violencia escolar es la atención y difusión de estos episodios.

Para nosotros en Fundación Semilla, la violencia en contextos escolares no es nada nuevo. No culpemos a la falta de socialización de niñas, niños y jóvenes por no asistir a clases de manera presencial. La violencia es el resultado de una sociedad violenta, que no cuenta con las habilidades para resolver sus diferencias de manera pacífica y un sistema educacional autoritario, que no prioriza la educación socioemocional. Lo vemos a diario, entre otros, en las calles, barrios, condominios y, por supuesto, en las escuelas.

Lo que sí cambió es que las comunidades escolares han dejado de ver el acoso, el abuso, el matonaje y las agresiones como algo normal y, con la ayuda de las tecnologías y las redes sociales, están visibilizando y haciéndose cargo de la realidad cotidiana que se vive al interior de las escuelas, liceos y colegios. En Chile se ha producido un despertar que visibiliza y condena la violencia.

La violencia no se detiene por la aplicación de un manual impuesto por la autoridad o por acciones punitivas ni menos con la suspensión de clases. Una cosa es superar la crisis y otra, entender que cada comunidad escolar debe buscar su propio camino respondiendo a su entorno cultural y territorial.

La legitimación de los procesos participativos es la clave para lograr que las reflexiones y acciones en torno a la violencia y la convivencia sean apropiadas por toda la comunidad escolar. En ello, los Consejos Escolares deben asumir el liderazgo porque la participación es la nueva convivencia.

Marcelo Trivelli