Ayer asumió el 34° Presidente de Chile. El 21° egresado de la Universidad de Chile. Hincha de la Católica. El más joven. El más votado jamás. Datos, pero que no nos dicen quién es.
El Presidente que desterró la corbata (aun siendo de ascendencia croata) porque no la estima necesaria como señal de algo; el que llegó a la ceremonia con su pareja, que discretamente se hizo un lado. Del que su madre se refirió, con tanta sencillez, pero con indisimulado amor y orgullo. Esa es la persona.
Vimos cómo el Presidente inició el día abriendo Cerro Castillo a dirigentes vecinales de Viña del Mar, que lo han visto a lo lejos toda la vida (y con distancia), acercándolos a la Presidencia, haciéndolos protagonistas de una jornada impensada.
Asumió con él, la primera mujer en el Ministerio del Interior. La ministra Siches y las otras 13 ministras del Gabinete representan el espíritu igualitario que imbuye al gobierno, donde esa visión irradiará a ministerios, servicios y al país entero. Donde la paridad y la copaternidad se instalarán sin vuelta atrás.
El Presidente prometió ante el pueblo y los pueblos de Chile. Laico, inclusivo, integrador.
Salió con sus escoltas atrás, tres hombres y la primera oficial de Carabineros escogida al efecto, mujeres en todos los cargos. Y se detuvo en el pasillo del Congreso más veces que ningún otro Presidente, incluso selfies tomó, entendiendo la importancia de ese momento para el otro.
Fue a saludar, con afecto real, a la senadora Fabiola Campillai y a Gustavo Gatica, invitado especial a la ceremonia. Al igual que lo fueron el presidente de la ANEF, José Pérez, y Silvia Silva, presidenta de la CUT; el mundo del trabajo en el Salón de Honor.
Un Presidente que se permitió la emoción en la ceremonia, que se bajó del simbólico Ford Galaxy, conducido también por una mujer, para saludar en el camino a quienes llevaban horas esperando verlo pasar.
Que agradeció a la Guardia de Carabineros que le rindió honores al volver investido al palacio presidencial. Un Presidente que ha pedido que no se le idealice, que agradece, que cuando está con los y las niñas baja a su altura, porque así le nace. Que escucha y no solo conversa.
Que en sus discursos alude a algún escritor, o cita un verso, mostrando su interés por la cultura, el arte y la política, y no solo en esta última.
Que pide a sus colaboradores que no dejen de recordar ni por un momento que todo lo que hacen es para la gente que los eligió.
Las decisiones que el Presidente ha tomado no son solo símbolos. Hay forma y fondo. Son muestras de su personalidad, de su empatía, de la responsabilidad con que asume el cargo, del trabajo colectivo que lo inspira, del respeto por los demás, de la voluntad política que manifiesta en lo grande y también en los detalles.
Inicia un camino en que la esperanza de Chile está presente y grandes expectativas recaen en él. Sabemos lo difícil que es gobernar, pero sin duda esas características personales le permitirán hacerlo a su manera, escuchando —como lo ha dicho muchas veces—, con la humildad que ha demostrado y pensando en los demás, en los otros, en Chile.
Bienvenido y todo el éxito al 34° Presidente de Chile, Gabriel Boric Font.