La invasión de Rusia a Ucrania ha generado, como tantas veces en la historia, una evidente impotencia mundial. Sabiendo que la única forma para detener una situación como aquella es la guerra, y tratándose Rusia de una potencia militar de nivel global, es probable que —a menos que escale el conflicto por alguna circunstancia— el resto de los países se mantenga al margen del conflicto directo. De esta forma, estos últimos se han remitido a imponer sanciones económicas y a condenar la acción rusa. Lo que al menos sienta un precedente. Paradójica fue la aplastante mayoría en Naciones Unidas de condena, donde 141 Estados votaron a favor y apenas cinco en contra. Incluso países que han hecho de la neutralidad una característica histórica abandonaron aquella postura en este caso.

La condena es, al menos, una acción civilizatoria y una decisión moral ante una flagrante y criminal conducta como la que ha emprendido Rusia.

En medio de este concierto, llama la atención que el Grupo de Puebla, que reúne a dirigentes izquierdistas y populistas de América Latina, haya mostrado en un comunicado su “profunda preocupación por el reciente curso de los acontecimientos en Ucrania”. Una especie de declaración intermedia en la que “pide” a Rusia, EE.UU. y la Unión Europea que abandonen “la vía de la intervención militar” y también las “sanciones económicas unilaterales” contra Moscú.

Es cierto que algunos han ido más lejos, como lo ha hecho Nicolás Maduro en Venezuela apoyando decididamente la acción rusa, pero lo del Grupo de Puebla quedará plasmado como una de las actitudes más vergonzosas de la fase inicial de la guerra. Intentar empatizar con una actuación como la rusa, o buscar justificaciones, simplemente merece repudio.

Valorable son, en contraposición, las declaraciones del Presidente electo, Gabriel Boric, quien fue tajante. Muy distinto al Partido Comunista, que emitió un comunicado en el que aun cuando “condena” y “emplaza a Rusia”, matiza arremetiendo contra EE.UU. y la OTAN por sus “afanes expansionistas” que “abrían peligro de guerra”.

Aunque esta vez ha habido cuidado de no evidenciar un desmarque evidente con el mandatario electo, hay voces que plantean diferencias con su pronunciamiento tan “taxativo”. En esa línea, el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, planteó en entrevista al diario El Siglo que el conflicto en Europa tiene multiplicidad de factores. “Yo no la justifico. Pero sería ingenuo no considerar en su globalidad los factores que la producen y al conjunto de países responsables. Y no me voy a inclinar por uno u otro lado”. Ello da cuenta de que una parte de la izquierda latinoamericana y chilena adquieren grados de complicidad en una acción que solo amerita el repudio moral.