Será encabezado por el Presidente de izquierda Gabriel Boric, con su multipartidaria que es del mismo color, aunque de tonalidades diversas. Por lo mismo, la pregunta probablemente se repite a lo largo del país, hasta entre quienes lo votaron sin compartir el domicilio, porque durante el proceso electoral cambió su discurso, pero se nos dice ahora que fue “mito, salió a buscar votos” (Jadue).
En América Latina se reconocen, en el trayecto de las últimas décadas, diferentes izquierdas clasificadas por analistas, quienes han sugerido varias formas y conceptos de gobierno, siendo los más aceptados los de izquierda radical, refundadora, y los de socialismo democrático, reformista, moderado. Ejemplos y facetas gruesas de lo propio, según especialistas.
Los primeros (Venezuela, Bolivia y Ecuador) son de crítica profunda al “sistema capitalista” (sic) e “imperialismo”. Tras las victorias políticas actuaron contra los adversarios, con el propósito de profundizar el proceso de cambios, reacios a negociar y hacer concesiones. Sus líderes (Chávez-Maduro, Morales, Correa), inobservantes de la democracia liberal, transformaron la estructura política —restaron facultades al Congreso, parcializaron a los jueces y silenciaron periodistas—, mientras movilizaban sus bases (pueblos aborígenes, campesinos, trabajadores informales, no tanto partidos). Financiaron programas sociales en general con subsidios y su gestión macroeconómica no tuvo éxito. “No sembraron la bonanza de ciclos mineros y agroexportadores”.
Los gobiernos socialdemócratas (Brasil, Uruguay) respetan las normas del Estado liberal, con separación de poderes y elecciones competitivas. Demuestran avances en materia de pobreza y ampliación de la clase media. Sus propuestas centrales se enfocan en propiciar seguridad económica para promover la igualdad de oportunidades, asociada a una economía mixta o Estado de Bienestar. Algunos mencionan a Chile entre ellos (1990-2010) y para otros escapa a la categoría y con buena evaluación general.
¿Cuál será la forma de gobierno que regirá durante la administración del Presidente electo? Quizás una híbrida o, bien, original, en correspondencia con el sorpresivo y vertiginoso proceso que representa. Sabremos a su tiempo cómo es acogido por la clase política y por la ciudadanía. Mas, algo es seguro: en el criterio ciudadano predominante, los gobiernos de izquierda radical no tienen cabida.
Además, como candidato en segunda vuelta, Boric asumió compromisos con el Consejo Asesor Económico, el cual lo perfiló como un Presidente que sabrá “convocar más allá de su sector para liderar las reformas que el país necesita” (Eduardo Engel, columna en “El Mercurio”); por su parte, otros respetados economistas de izquierda, agrupados en el Foro para un Desarrollo Justo y Sostenible, le hicieron llegar un documento con los “ejes del ámbito económico y político” (“El Mercurio”, 17/XII), un “decálogo para la acción”, dejando caer una prevención: “la gestión económica ha sido determinante en el éxito o fracaso de los procesos transformadores. Podrá no gustar, pero es un hecho de la causa”.