Como un paisaje sobreexplotado, vivimos la polarización, la falta de diversidad.
La edición del lunes 6 de la revista Proceedings, de la Academia de Ciencias de EE.UU., se dedica a “la dinámica de la polarización política”.
Tal como un niño que observa la reacción de una fila de hormigas cuando él les vierte agua encima, expertos en sistemas complejos buscan explicar nuestras conductas. Se basan en EE.UU., pero se proyectan al mundo.
Los tres editores, Simon Levin, de Princeton (especialista en ecología y biología evolutiva); Helen Milner, de Princeton (política y experta en asuntos internacionales), y Charles Perrings, de la Universidad estatal de Arizona (especialista en economía medioambiental) firman el editorial:
“…El estudio desde los sistemas complejos demuestra que la pérdida de la diversidad, causada por la polarización, socava la cooperación y la capacidad de las sociedades para proveer los bienes públicos que construyen una colectividad saludable”.
La diversidad es crítica, tal como en el paisaje, para que sobrevivan los sistemas.
Estudian los múltiples componentes que interactúan. Publicaron un resumen, si nos viene el sayo en Chile...
1. La gente en redes sociales se polariza cuando se cierran ante quienes creen no confiables. La polarización ocurre casi naturalmente. En cambio, cuando las noticias no los afectan tanto, su ambiente es políticamente más mezclado.
2. Participar en una diversidad de redes sociales puede o intensificar o moderar las actitudes personales. Quienes integran redes más plurales, tienden a moderarse unos a otros.
3. Las sociedades pluralistas crecen cuando sus grupos antagónicos logran discutir sus diferencias y construir soluciones donde todos ganan. En sociedades con redes partidistas, que restringen la negociación por causa del rechazo a los contrarios, aunque no a sus valores, los beneficios colectivos disminuyen.
4. Especialmente, tras agitaciones políticas, puede aumentar la polarización. El efecto de los cambios revolucionarios sobre el pensamiento de las personas dependerá de quienes son sus interlocutores.
5. Aunque la multiplicidad de problemas a resolver podría fomentar el pluralismo y la diversidad, cuando se llega a extremos de polarización, esto no ocurre, porque los partidarios de un grupo se alimentan entre sí y se cierran a aprender de los otros.
6. Finalmente, el profesor Sam Wang, el neurocientífico que dirige el laboratorio de innovación electoral en Princeton, propone aplicar sistemas dinámicos basados en biología e ingeniería: “Animamos a los investigadores en ciencias naturales a construir modelos que reproduzcan fenómenos políticos, a crear modelos que exploren escenarios alternativos y diseñen intervenciones que mejoren la función de la democracia”.
Un interlocutor, en una red de amigos de mis tiempos universitarios, me sorprendió cuando felicitó a Izkia Siches y Paula Daza como mujeres profesionales en busca de una mejor salud para los chilenos. Él no está polarizado; ojalá ellas tampoco.