Escucho decir a Cristián Romero que el triunfo sobre la U. La Calera del domingo fue “una hazaña” y que quedará “en la historia de la U”. Yo lo entiendo al “Relojito”, como seguramente lo entendemos todos. Él lo dice desde su perspectiva, que es la del entrenador del equipo que recién se salvó del descenso, entrenador que es uno más de los que ha tenido el club en su rumbo errático por falta de dirección. ¡Cómo no entenderlo!
Otra cosa es que estemos de acuerdo con él. No. Vimos al Ballet, vimos a la U de la Copa Sudamericana ganando de local y de visita, la vimos bordeando clasificaciones honrosas en la Copa Libertadores. Ahí hubo hazañas que fueron haciendo la historia de Universidad de Chile. La historia que se recuerda y se celebra. Lo de ahora también podría considerarse historia y recordarla siempre… para tener presente qué es lo que nunca deberá volver a hacer la institución.
Ha faltado autocrítica en el club. No digamos en la dirigencia, porque prácticamente no existe. Pero sí ha faltado en el plantel, cuyos integrantes deberían pedir perdón a sus más fieles seguidores que los acompañaron a pesar de sus lamentables desempeños. Los que jamás van a pedir perdón son los malvivientes incorporados a la barra, de los cuales se dice que son “mal llamados hinchas” y que “son delincuentes, no son hinchas”. Lo doloroso es que son hinchas delincuentes y que han hecho tanto daño a la institución, en particular desde que tuvieron su propia “escuelita del delito”. ¿Se acuerda?
En esta columna se ha sostenido largamente que las mejores campañas se dan en los clubes con buena relación entre la directiva y la banca técnica. La Unión Española con Abel Alonso y Luis Santibáñez, la Selección con Nelson Acosta y Ricardo Abumohor son casos ejemplares. Y ahora vea usted lo de Universidad Católica, que ganó cuatro títulos consecutivos cambiando anualmente al entrenador (y uno le sobró), siempre con el mismo presidente, Juan Tagle. La continuidad puede estar dada por la dirigencia, ¿cómo lo haría un club sin directiva visible?
Ya tenemos lo de la U y veamos que Colo Colo, al cabo de filosas luchas internas, tiene a la cabeza a un presidente sin experiencia en las exigencias del fútbol grande, como es el caso de Fernando Monsalve. Dos casos de expediciones fallidas con dirigencias débiles. Y los dos clubes de mayor convocatoria en nuestro medio. Algo está diciendo este hecho.
Y ahora, a mover las antenas y mirar hacia afuera, a las Copas, habitualmente tan ingratas para nosotros desde hace demasiado tiempo.
Algo hará la Católica, que es Chile 1, en la Libertadores, suponemos. Claro que ya lo hemos supuesto otras veces y solo nos ha servido para decidir que el campeonato local no es comparable a las Copas. Lo mismo Colo Colo, que tuvo momentos muy buenos en el año y gente que irá madurando. ¿Audax… Everton? Nadie puede saberlo.
Y en la Sudamericana estarán Unión La Calera, Unión Española, Antofagasta y Ñublense. Apueste usted.
Bueno, ¿y la Católica, tetracampeón? Columna aparte.