Diego Maradona murió a las 12:30 horas del 25 de noviembre de 2020.

Un día después de su deceso y de la autopsia de rigor, el crack de todos los tiempos fue sepultado en el cementerio de Bella Vista.

Un mes más tarde, los peritajes no arrojaron las causas más precisas del deceso, pero sí un dato asombroso: su corazón pesaba 503 gramos, el doble de uno normal.

Un año después del adiós del astro, y mientras el mundo del fútbol se alista para rendirle homenaje, entre ellos una estatua en Nápoles, en Argentina se ventila otro dato que no se conocía públicamente: el cuerpo de Maradona yace en el cementerio de Bella Vista, pero sin su corazón. “Esa información es cierta. A Maradona se le extrajo no solo el corazón, sino varios órganos que los peritos forenses determinaron durante la autopsia, que empezó a las 7 de la tarde del mismo día de su muerte. Y lo extrajeron para realizar los estudios químicos, toxicológicos y anatomopatológicos para determinar la causa de muerte y saber qué le pasó a su corazón. Esa es la razón y no otra”, confirma a “El Mercurio” una alta fuente judicial.

Enseguida enfatiza: “El corazón se le extrajo por eso, no por temor a que los barrabravas (del club Gimnasia y Esgrima) lo robaran. Para la investigación que maneja la fiscalía, no hay ninguna vinculación entre un hecho y el otro, que pudo haber existido o no”.

¿Dónde está el corazón de Maradona?

“En el Departamento de Policía Científica de La Plata. Ahí está y también los otros órganos. Está debidamente resguardado, preservado en formol y diseccionado después de los respectivos estudios. Es decir, el corazón no está en su estado original. Y se preserva por si se hacen necesarias nuevas pericias que hasta ahora no han sido necesarias”, explican en la indagatoria.

El músculo cardíaco de la leyenda del fútbol, según el informe de la junta médica adjuntado al expediente, sufrió una insuficiencia congestiva luego de un período agónico prolongado que derivó en un edema pulmonar.

Los 503 gramos de un corazón anormalmente grande (hipertrofia ventricular izquierda, agrandamiento de la aurícula izquierda y disfunción diastólica) también se relacionan con los efectos del consumo de alcohol y cocaína durante años.

Maradona también sufría cirrosis, insuficiencia renal, anemia crónica, un cuadro de abstinencia alcohólica, posible presencia de párkinson, probable síndrome bipolar y depresión, entre otros males. Su capacidad cognitiva estaba desmedrada.

Tomaba nueve medicamentos, desde antidepresivos y antipsicóticos hasta anticonvulsivos y antiinflamatorios.

Su salud era una bomba de tiempo y el “10”, un paciente difícil, autoagresivo y autodestructivo, pero que con los cuidados médicos adecuados podía gambetear a la muerte.

Homicidio con dolo eventual

La investigación de la muerte de Maradona está a cargo de cuatro fiscales y se encuentra en sus últimas etapas, con siete imputados que arriesgan entre 8 y 25 años de prisión.

“La indagatoria ya acumula 40 cuerpos de 200 fojas cada uno, 80 testimoniales, pericias anatomopatológicas y toxicológicas, una junta médica de 17 peritos, prueba documental reservada y siete imputados, por ahora, todos del cuerpo de salud tratante. Están imputados ya no por homicidio culposo como al comienzo, sino por homicidio con dolo eventual, que tiene penas más altas”, señala la fuente consultada.

La fiscalía ya tiene una convicción clara: “Hubo atención del cuerpo de salud tratante absolutamente deficitaria. La muerte de Maradona era evitable. De haber sido tratado como correspondía no habría fallecido de un edema agudo de pulmón generado por una insuficiencia cardíaca”, explican.

El médico Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov encabezan una lista de imputados que podría crecer: otro doctor que controló a Maradona está en la mira.

La fiscalía tiene como plazo máximo para terminar la investigación abril de 2022. Pero se estima que lo hará antes y, enseguida, pedirá al respectivo tribunal que inicie un juicio oral. La corte podrá acoger la tesis de los persecutores (homicidio con dolo eventual), o bien optar por homicidio culposo o incluso abandono de persona, ambos con penas menores.

La marca y la subasta

Otros hechos han marcado la pauta sobre el caso Maradona en los últimos meses.

Si bien el abogado Matías Morla perdió en septiembre el uso de las cuentas de Instagram y Facebook del “Pelusa” a manos de los cinco hijos reconocidos por el crack, ganó otra batalla judicial a los herederos del ídolo: recuperó todos los derechos para explotar la marca “Maradona” que tenía hasta antes de su muerte.

De hecho, además de sacar la figura de su excliente de un videojuego de la FIFA, uno de los primeros contratos que suscribió fue el partido entre Barcelona y Boca Juniors en Riad, Arabia Saudita, el próximo 14 de diciembre.

Cuatro días más tarde de esa “Maradona Cup” se realizará la subasta de bienes y objetos que pertenecieron al ídolo (algunas camisetas, zapatos de fútbol, fotos autografiadas, televisores y una trotadora, entre otros), proceso autorizado judicialmente en octubre.

El remate, que será vía streaming y está orientado a un público de alto poder adquisitivo de Argentina, Europa y Medio Oriente, ya fijó los precios base.

Por ejemplo, la puja por la casa en Villa Devoto que les regaló a mediados de los años 80 a sus padres parte en US$ 900 mil y un departamento en Mar del Plata, en US$ 63 mil. La miniván Hyundai H1 de 2018 en US$ 38 mil, un BMW M4 de 2019 “customizado” como patrullero policial en US$ 165 mil y un BMW 750I de 2020 en nada menos que US$ 225 mil.

Según la jueza que autorizó la subasta, la plata será utilizada para pagar deudas y gastos, principalmente en patentes y contribuciones, que generan los inmuebles y autos de lujo. Ningún peso de Maradona puede ser tocado hasta al menos febrero de 2022, pues su sucesión está judicializada: además de sus hijos reconocidos, otros dos posibles herederos esperan los test de ADN.

Y esa es otra historia.