La principal razón para que Chile juegue en Calama es para debilitar a Argentina, en el entendido de que la altura de 2.260 metros puede perjudicar a la selección de ese país, porque se ha visto que a cualquier equipo, parece que más a los trasandinos, les afecta jugar en ciudades como La Paz, donde los metros suman 3.640, que son 1.380 por encima de Calama.
Asi que no es lo mismo en absoluto, pero estamos hablando de medidas desesperadas, que son las que utilizan tantos países latinoamericanos para que el clima y la geografía mermen al visitante: selva y calor, humedad y lluvia, desde luego horario, mosquitos y altura.
En el periodismo nacional, aunque esta no es más que una impresión, se abominaba de estas prácticas, porque eran legales, pero carecían de fondo ético. Incluso eran algo miserables.
En la sociedad chilena, aunque no es más que otra impresión, se compartía el punto de vista del periodismo, o bien era al revés, en fin, era costumbre, pertenecía a la cultura popular y tampoco hay que exagerar, pero primero estaba la honra por la justa deportiva, que es un poco lo que mostró la selección frente a Ecuador, donde se asume la mala estrella, pero se deja piel, sudor, lágrimas y se pierde, por supuesto, pero bajo la enseña del esfuerzo y la rectitud, donde queda el orgullo de hacer las cosas bien e ir con el juego y la verdad por delante: la honra.
En épocas sucias, por perseguir barcos y urdir engaños, la selección cayó en la deshonra; donde lo de “barcos” es por la antigua frase de cuando el bombardeo sobre Callao y Valparaíso, que fue cuando el almirante español Casto Méndez Núñez, a bordo de la fragata blindada Numancia, dijera o escribiera eso tan famoso: “Más vale honra sin barcos, que barcos sin honra”.
Hay que agregar, ahora en la actualidad, el argumento de los especialistas, que nunca faltan en estas circunstancias y son parte del plan: se jugaría en Calama contra Argentina como parte de un proceso médico y físico de adaptación de los seleccionados chilenos, porque el ciclo termina contra Bolivia y en La Paz, así que de eso se trata y es lo fundamental. En esa explicación, si es que existe algo así, está la vacuna de la hipocresía.
Lo otro que se requiere es un decreto del Ministerio del Interior para que el terminal, gracias al documento, pase de nacional a internacional: par de mesones para el SAG ( Servicio Agrícola Ganadero), dependencias extras para la PDI , alguna ampliación para los funcionarios del Minsal, desde luego firmar el decreto de marras y donde dice Aeropuerto El Loa Calama, se podría instalar otro cartel: Aeropuerto Internacional El Loa Calama. Con eso estaríamos.
Lo único que un país no puede arriesgar por un partido de fútbol de su selección, aunque sea decisivo y clasificatorio para un Mundial, por si alguna autoridad lo desconoce, algún hincha no lo sabe y un periodista lo olvida, es algo previo y esencial: la honra.