Vi desfilar, en las manifestaciones mundiales contra el calentamiento global, a gente de mi edad.
Me impresionó cuando en la COP26 el abuelo Frans Timemans, delegado de la Unión Europea, mostró una foto de su nieto, Case, y calculó que para 2050 cumpliría 30. “Si tenemos éxito, él vivirá en un mundo habitable, en una economía verde, aire limpio; pero si fracasamos, y fracasamos ahora, él se verá luchando con otros seres humanos para conseguir agua y alimento”.
Gonzalo Muñoz Abogabir, “campeón de acciones por el clima de la ONU”, entrevistado por la BBC el viernes —a la misma hora cuando vencía el plazo para aprobar el documento final de la COP26—, mostró optimismo pese a las protestas que denigraban la reunión.
Celebró la aceleración de las discusiones, subrayó que ya no se hablara de 2 grados Celsius como meta, que se volviera a los 1,5 grados. Se admiró de que la solidaridad y la justicia climática sean al fin temas centrales. Y que la gente, mucha manifestándose afuera y adentro, impactara a políticos, científicos, empresarios.
Unos 200 chilenos participaron en Glasgow. Cuatro ministros, todos aplaudidos. Chile firmó acuerdos específicos, como el proyecto de corredores limpios para el transporte marítimo. Nos comprometimos a construir viviendas sociales mejor aisladas. Y mucho, mucho más.
No me importa que los acuerdos finales no sean totalmente satisfactorios. Existen, unánimes. No se han enterrado los temas más conflictivos, como la compensación a los países pobres víctimas de la contaminación que emiten los ricos.
Vi mucha diversidad. En la sesión “El poder del activismo intergeneracional”, el proyecto “Magic Me” destacó el papel de mi generación. Una señora de 75 mostró su trayectoria de activista.
Seguí al poeta escocés John Wedgwood Clarke y al sonidista Rob Mackayen con un poema sonoro acerca de un río enfermo, contaminado (https://bit.ly/3CaV01y).
En Chile, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación y organizaciones privadas financian acciones para detener el calentamiento global.
Llamé a Puerto Varas al responsable de educación socioambiental de la Fundación Legado Chile, Jason Angress .¿Qué puede hacer uno con el derretimiento de los hielos?
La respuesta, me dice, no es la esperanza, que implica que las cosas ocurrirán por sí solas. Con Greta Thumberg, opina que hay que convocar a actuar.
Un niño de 9 años, explica, solo recibe mensajes negativos sobre el clima. ¿Qué hace con esa ecoansiedad? Jason trabaja con jóvenes de 6º básico.
Primero, les fomenta el gusto por la naturaleza. Luego, le muestra a cada uno sus habilidades de observación científica. Convencido, él o ella, al salir a terreno, sabrá monitorear los cambios, formular preguntas. Y, finalmente, sabrá actuar en su entorno. Puede reconstruir lo que está a su alcance. Acción.
El clima es asunto mío.
(Los candidatos harían bien en revisar tantos caminos abiertos para el país en Glasgow. Ojalá esta noche).