Por alguna razón los “papitos corazón” se instalaron en la carrera presidencial. A Franco Parisi lo acusan de ser uno de ellos, mientras que varios de sus colegas de carrera (presidencial) son más bien víctimas de “papitos corazón”.
Partamos definiendo qué entenderemos por “papito corazón”. La acepción popular se refiere a un progenitor que deja de cumplir con su obligación monetaria hacia sus crías. Es decir, el típico deudor de “pensión alimenticia”. Pero un “papito corazón” es también un progenitor que deja de cumplir con sus obligaciones sentimentales hacia sus hijos. En síntesis, el “papito corazón” es un sujeto egoísta que privilegia sus propios intereses y necesidades antes que las de sus herederos.
En la política también existen los “papitos corazón”. Y esta semana fue especialmente prolífica en términos de paternidades y amores o desamores filiales.
“Eres hijo de un terrorista”, le dijo José Antonio Kast a ME-O esta semana en un debate. JAK trataba de defenderse frente a un dardo que le lanzó Enríquez-Ominami a modo de insulto: “Eres hijo de un empresario”.
JAK y ME-O, en vez de “sacarse la madre” durante el debate, se “sacaron el padre”, que es lo que está de moda ahora. Seguro que JAK estima que el padre de ME-O fue un “papito corazón”, que dejó huérfano a su hijo porque la revolución estaba primera en la fila. Para ME-O seguramente el papá de JAK fue un “papito corazón” que prefirió ganar dinero antes que educar a su hijo en la política... y por eso le salió así.
En política también existen otras “paternidades”. Se les dice “padre político” a los mentores, patrocinadores o impulsores de la carrera de alguna figura pública.
Daniel Jadue, por ejemplo, podría considerarse el “padre político” de la candidatura presidencial de Gabriel Boric. Recuerden que pocos meses antes de que comenzara la carrera a La Moneda, Boric reconocía en televisión que no se sentía preparado para ser Presidente de Chile y veía esa opción como algo a futuro. Pero Jadue, quien lideraba en las encuestas desde hacía meses y se imaginaba ya cruzándose la banda tricolor sobre el pecho, quería ganar una primaria para llegar con más ínfulas a la primera vuelta y movió hilos para que su “sparring” (boxeador low cost que se usa para entrenar al number one) fuese Boric. Los comunistas incluso le ayudaron a Boric a inscribirse, para que Jadue cumpliese su deseo de noquearlo en horario prime. Ya sabemos que nadie imaginó que el debutante derrotaría al campeón.
Pues bien, esta semana Jadue obligó a su hijo político Boric a peregrinar hasta Recoleta para que le hiciera un gesto de devoción que solo le sirve al alcalde y daña los intereses del diputado. Fue un gesto de egoísmo típico de “papitos corazón”.
Lo mismo vale para Sichel (quien ya está cabreado de los “papitos corazón”). Se supo que el Presidente Piñera se enfureció cuando su exministro (de quien presume “paternidad política”) tomó distancia de él esta semana a propósito del tema Pandora Papers. Sichel no se siente “hijo político” de Piñera, pero supongamos que lo fuera: ¿Debiera por eso quedarse callado? ¿El interés de quién debería primar? ¿El del padre o el del supuesto “hijo político”? ¿Qué opinan ustedes?