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Editorial
Martes 14 de septiembre de 2021
Realismo programático
Las propuestas de la candidatura Sichel se inscriben en el reconocimiento de un escenario marcado por restricciones.
En entrevista con “El Mercurio”, el jefe económico del programa de Sebastián Sichel, Patricio Rojas, se refirió a los principales lineamientos de la candidatura presidencial de Chile Podemos + en ese ámbito. Aunque el lanzamiento oficial del programa del abanderado de la centroderecha solo se materializará en unos días más, resaltan en la visión de Rojas distintas dimensiones que vendrían a marcar un sello diferenciador.
Desde luego, llama la atención la perspectiva realista desde la cual el jefe programático sitúa sus planteamientos. Reconociendo las dificultades económicas que arrastra el país desde hace varios años, reflejadas en la falta de dinamismo en la actividad, el programa no promete un vuelco sustancial de esas condiciones en el corto plazo.
Conforme con ello, los grandes lineamientos macroeconómicos se inscriben en el reconocimiento de un escenario complejo y marcado por restricciones. Esto, que puede ser estimado una debilidad desde el punto de vista eleccionario, puede constituir sin embargo una fortaleza para la futura gobernabilidad. El próximo período presidencial será, en efecto, altamente complejo en lo económico, considerando tanto la estrecha situación fiscal como las bajas proyecciones de crecimiento.
En ese contexto, la medida con que se juzgará a la futura administración será proporcional a su capacidad para satisfacer las expectativas que sus ofertas de campaña generen. De este modo, el énfasis en un programa de gobierno factible, con compromisos de gasto acotados aunque exigentes, da cuenta de responsabilidad política, en un momento en que esta se muestra transversalmente escasa.
En términos de gasto público y política social destacan tres planteamientos. Así, en materia previsional se considera un aumento importante en el Pilar Solidario como mecanismo para aumentar las pensiones más bajas. Además, el programa busca aumentar las cotizaciones, destinándolas íntegramente a las cuentas individuales, y financiar el componente solidario del sistema con impuestos generales. Se trata de una fórmula que durante esta administración no pudo prosperar debido al rechazo de la oposición, pero que según todas las encuestas cuenta con amplio apoyo ciudadano.
Otro punto relevante se vincula con el apoyo para dinamizar el empleo, en particular el formal. Subyace en la propuesta un esfuerzo por reafirmar el valor del trabajo como fuente última de sustento personal.
En su aspecto más audaz, el programa busca iniciar lo que puede ser un cambio revolucionario en nuestras políticas sociales. La idea apunta a terminar con una tendencia que ha llevado por décadas a multiplicar programas de apoyo impregnados de burocracia y dirigismo, que consumen ingentes recursos fiscales, pero con dudoso resultado en cuanto a mejorar efectivamente las condiciones de vida de las personas. Frente a ello, la propuesta es privilegiar las transferencias directas, un camino sin duda más eficaz para canalizar la ayuda social, si bien también más difícil, pues supone terminar con la captura política de muchos de esos planes. Conceptualmente es tal vez el planteamiento más novedoso del programa.
Una tercera dimensión de los lineamientos de la candidatura dice relación con el crecimiento. En esto, el programa es menos audaz, reconociendo implícitamente que muchas de las dificultades actuales radican en niveles importantes de incertidumbre que no dependen directamente del gobierno. Por ello, el énfasis parece estar más bien en evitar subir la carga impositiva de las empresas, bajar gradualmente la presión sobre las cuentas fiscales y generar un clima más propicio para las inversiones, cuya recuperación, más que de políticas directas de promoción, vendría de una mayor estabilidad en el clima político institucional del país.