Concentración exige la ruta de la astronomía. Los músculos, apretados en el esfuerzo, sufren si, de súbito, un golpe los atraviesa.
El incendio en el Instituto de Astrofísica de la Universidad Católica irrumpe así.
El rector Ignacio Sánchez animó a todos. Volverán a poner en marcha las cosas.
Un tesoro de biblioteca se salvó. Pero los instrumentos… Y los archivos. Y algún retrato firmado por un prócer mundial, ya fallecido.
Cada investigador guarda en su corazón sus pérdidas.
Miguel Díaz, documentalista en “El Mercurio”, me ayuda a recordar los infiernos recientes.
Cien millones incendiados en 1990 en los laboratorios de la Facultad Silvoagropecuaria de la U. de Concepción, en Chillán. Diez millones de dólares quemados por un escape de gas en el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, marzo de 1991. Decenas de millones de dólares perdidos por el gran incendio del edificio de Química y Farmacia de la Universidad de Chile en julio de 1992, con los más complejos laboratorios del país. La Universidad de Valparaíso perdió inmuebles por 150 millones de pesos de su Escuela de Servicio Social, en marzo de 1998.
En agosto de 2006, ardió el laboratorio de neurobiología, en la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, con pérdidas irrecuperables en documentos. Entre estos, todo el material del desolado doctor Humberto Maturana. Solo el profesor Juan Carlos Letelier salió con su computador.
En diciembre de 2007 se incendió completamente la Facultad de Ciencias de la U. Austral en la isla Teja, en Valdivia, un edificio de cuatro pisos. Perecieron muestras recogidas por Carlos Darwin, Alexander von Humboldt, Rudolph Philippi; la colección de aves de Carlos Anwandter. Daños materiales por $6.500 millones. Pero lo clave era lo que las paredes albergaban, “el corazón de la universidad”, dijo el rector. Un mes más tarde, se quemó el 40% del hospital veterinario en la misma casa de estudios.
En febrero de 2010, la Universidad de Concepción perdió una de sus joyas tras el terremoto: la Facultad de Química con laboratorios que eran aprovechados por dos mil alumnos. Hoy está reconstruido… el edificio.
En abril de 2011, las llamas atacaron la Facultad de Ciencias Jurídicas de la U. Católica de Temuco, con pérdidas de $500 millones. En febrero de 2013, el fuego consumió el Laboratorio de Enología de la Facultad de Agronomía de la U. Católica. En enero de 2016, la U. Andrés Bello perdió su Facultad de Ciencias Exactas en calle República, en un incendio que se adjudicó un grupo rebelde.
En medio de las protestas de noviembre de 2019, incendiarios terminaron con la Casa Central de la U. Pedro de Valdivia, en Vicuña Mackenna, en Santiago, recién refaccionada respetando el estilo del Santiago de 1900.
Nadie quemó Astrofísica en la UC, la semana pasada.
Pensé en la destrozada biblioteca de Alejandría, en los nazis incendiando la biblioteca de Lovaina. Ahí hubo culpables. Como nosotros, si no custodiamos el conocimiento heredado.