¿Cómo será la educación del pie, cómo se le enseña y cómo aprende?
Probablemente se inicia de un modo general, es decir, comienza por el talón y acaba en el hallux, también conocido como dedo gordo, pero en tiempos de conceptos tan acabados, lo preferible es hallux, que es como decir “blooper” a los yerros, fallos, torpezas o desaciertos, así que para que lo vayan sabiendo: le pegó con la punta del hallux y por eso fue el blooper, relata el siútico criollo, una especie eterna e incombustible, pese a su condición de producto tosco e inacabado.
¿Cómo se potenciará el aprendizaje y el conocimiento?
Debería ser con malla curricular y rango técnico, acaso universitario, si perseguimos un pie educado, y no solo el izquierdo (que harta falta le hace), también el derecho (que lo necesita con urgencia), porque el fútbol reclama que lo que es bueno para la mano, también lo sea para el pie: ambidiestros.
Jugadores que pateen con las dos patitas. Y que no se malinterprete, por favor. Es difícil de lograr y algo excepcional, así que mejor conformarse con educar a uno de los dos y con eso basta y sobra.
No se trata del pie que viene con el don desde la cuna y el nacimiento, que eso es para argentinos o brasileños, es lo frecuente, no nos engañemos a estas alturas del partido, sino que hablemos de aquel pie que necesita aprendizaje teórico, sin duda saberes técnicos y miles de horas de práctica.
Se trata, por tanto, del pie chileno que se debe encauzar, pulir y claramente educar, para los bienes y alegrías del fútbol nacional.
El programa académico, si existe en algún sitio, debería comprender alguno de estos ramos: Hidráulica del Talón, Amor al Voleo, Pie Hormigón Armado, Introducción al Puntete, Termodinámica del Borde Interno, Topografía de la Pata (electivo de especialidad).
La conclusiones, y es cosa de ver los torneos locales, están la vista y son palpables. Hay deficiencias en el programa educativo y no se detectan logros significativos. No se logra educar bien y completamente, porque en los hechos es un pie que requiere arreglo, ajuste, arte y confección.
En vez del pie educado, lo que abunda es el chuzo, duro, tieso, chueco, de fierro y de palo. También el pie de lana e incluso el de vaca.
Siempre se puede jugar, por supuesto, con el borde interno, y de no muy lejos, la trazabilidad es posible. Además hay mucho pie educado que no mete la pata y anda a los saltos. En fin. El fútbol ofrece alternativas.
¿Qué será lo mejor: un bellaco de pie educado o un líder de pie mal educado? ¿Un canalla bueno para la pelota o un bien portado que ordena el equipo?
La respuesta correcta no es moral, sino futbolística: depende del puesto.
Estamos entre gente educada, gente que sabe.