Al comienzo parece una película de carretera, donde el paisaje es el noroeste de Inglaterra, por un parque nacional y el distrito de Los Lagos, con una antigua casa rodante y dos pasajeros: Sam (Colin Firth) y Tusker (Stanley Tucci).
Es un paisaje espléndido el que atraviesan, porque el fotógrafo Dick Pope, un veterano que muchas veces colaboró con Mike Leigh, en “Topsy-Turvy” (1999), “Vera Drake” (2004) o “Mr. Turner” (2014), resalta la belleza del lugar, pero también por la nobleza antigua de esos bosques verdes, colinas suaves y muros de piedra.
El paisaje, y tal como está fotografiado, la verdad, despierta más admiración e interés que la historia y los personajes de la película.
El destino del viaje es la enorme casa familiar de Sam, un pianista que ha pensado en retirarse, pero va a interpretar un último concierto, y su compañero y único gran amor, por dos décadas o más años, es Tusker, escritor estadounidense algo sarcástico, levemente divertido y ahora más escéptico que nunca, y con razón, porque le han diagnosticado una demencia de avance gradual, pero inexorable.
Es la misma enfermedad, entre paréntesis, que afecta al personaje de Anthony Hopkins en “El padre” (2020), y Tusker, sin haber visto esa película, sabe lo que viene para el futuro: olvido, pérdida y, finalmente, no poder controlar su vida y tampoco la persona que aún es.
“Un amor memorable”, obviamente, descansa en las actuaciones de la pareja protagonista, y la verdad es que los diálogos no ayudan demasiado, porque hay más burocracia que inspiración, y una sobreabundancia de lugares comunes. Algo extremo cuando observan, mediante un telescopio, la enorme noche estrellada y analizan su vida en particular y la vida en general.
Además, la enfermedad de Tusker se sostiene únicamente sobre su testimonio y temor, porque, aparte de un leve extravío, el personaje aún no padece síntomas notorios, ni en lo físico ni en lo mental, por lo tanto la actuación de Stanley Tucci consiste en verbalizar lo que le sucederá en el futuro, en hablar de lo que viene.
La de la actuación de Colin Firth, puesto en este escenario de parlamentos, consiste en escuchar los padecimientos, dudas y angustias de Tusker, antes de que en realidad ocurran, y la única salida es poner eso que se llama cara de circunstancia.
Esta es una historia de amor otoñal entre personajes maduros, cuyos intérpretes lograron en otras películas sus mejores momentos: “Solo un hombre” (2009) y “El discurso del rey” (2010), para Firth, y “Desde mi cielo” (2009) o “Julie & Julia” (2009), para Tucci.
Quizás lo de ahora en el guion se leía muy bien y parecía una gran oportunidad actoral.
El problema fue posterior, debido al director Harry Macqueen y a una historia con demasiada urbanidad, palabras amables, buenas intenciones y personajes en almíbar.
“Supernova”. Reino Unido, 2020. Director: Harry Macqueen. Con: Colin Firth, Stanley Tucci, Pippa Haywood. 94 minutos. Cinemark On Line.