Señor Director:

Vivimos en un mundo multicultural y fragmentado desde el punto de vista de las identidades personales y colectivas, aunque haríamos bien en recordar lo que respondió Diógenes, un filósofo de la antigüedad, cuando le preguntaron de dónde era, de dónde venía: kosmopolités, contestó, o sea, ciudadano del mundo, optando por presentarse a partir de aquello que compartía con todos los demás seres humanos, hombres y mujeres, griegos y no griegos, esclavos y libres. En otra ocasión, encontrándose tendido al sol en plena calle, se le acercó Alejandro Magno, quien, de pie junto al filósofo, le propuso: “Pídeme lo que quieras”, ante lo cual Diógenes respondió: “No me hagas sombra”.

Hoy, cuando de cara a una nueva Constitución pensamos en el valor de la dignidad, ¿no será eso lo que se pide en nombre de él, que nadie haga sombra a nadie, que nadie domine, cubra, tape ni esconda a nadie, para así poder todos manifestarnos vigorosamente libres y con la frente en alto?

Agustín Squella