Al medio de un sándwich entre China y Japón, Corea ha tenido una historia de combate geopolítico y cultural entre dos imperios. Si perdió la mitad de su nación a manos de un régimen comunista, autárquico, monárquico y autoritario, el país restante, Corea del Sur, tiene hoy más de 50 millones de habitantes, un ingreso per cápita de 30 mil dólares y un cine abundante, gracias, en parte, a que ha sido protegido históricamente con cuotas de pantalla, al tiempo que ha recibido fuertes inversiones de las grandes corporaciones que mueven su economía. Cada año se producen cerca de 500 películas en Corea, si bien solo 200 se estrenan en pantalla grande, lo que, de cualquier forma, es un número importante. Desde finales de los años 90 el cine coreano ha comenzado a circular en festivales internacionales con bastante éxito, con algunos logros innegables, como “Oldboy” (2003) —Gran Premio del Jurado en Cannes— y “Parasite” (2019), Palma de Oro en Cannes y Mejor Película en los Oscar 2020 (que acompañó con tres Oscar más). Muchas en esta nueva camada de películas, de hecho, han conocido el estreno comercial en Chile.
Con todo, para los occidentales el cine coreano tiene aún mucho de exótico, de puzle irresuelto. La manera en que mezcla realismo con fantasía, la acción a gran escala con el drama interior, los colores acerados y fríos con tramas abiertamente melodramáticas, suelen producir un debate interior entre la fascinación y la incomodidad.
“Una noche en el paraíso” (2020) es un buen ejemplo. Estrenada recientemente a través de Netflix, que ha subido un buen número de películas coreanas recientes, cuenta una historia de traiciones y ajustes de cuentas entre bandas de la mafia local. Para vengar la muerte de su hermana y de su sobrina, Park (Uhm Tae-goo) mata al jefe de la banda adversaria y luego huye a una isla, donde conoce a Kim (Jeon Yeo-been), una mujer que, pese a su juventud, sufre una enfermedad terminal. Dirigida por Park Hoon-jung (1975) es derechamente una cinta de gánsteres; sin embargo, dedica largos pasajes a la relación entre Park y Kim, que lejos de ser erótica o pasional, comienza a armar cierta complicidad entre los desprecios que se arrojan sin contemplación. Las actuaciones parcas, contenidas, y los diálogos cortos, funcionales, dichos sin énfasis, sugieren corazones desencantados, existencialmente cansados, secos de entusiasmo por el futuro. Si Kim sabe que le queda poca vida, Park está consumido quizá por una vida dedicada al crimen. Algo hay de ese vacío existencial tan propio de Antonioni, y no es raro que “El eclipse” (1962) esté citado al final de la cinta, cuando muestra los lugares —ahora vacíos— que alguna vez llenaron Park y Kim.
“Una noche en el paraíso”, sin embargo, no se conforma en ese plano de vacío burgués posmaterialista, sino que también busca satisfacer las expectativas de su género, y contiene, por lo tanto, peleas físicas, persecuciones en autos, balaceras, acuchillamientos y escenas de violencia extremadamente gráficas. La cinta cita abiertamente a “El Padrino” (1972) y a “Perros de la calle” (1992), pero esta última parece hecha con una mano de monja al lado de “Una noche en el paraíso”. La crítica Pauline Kael, que defendió ardientemente el cine que Estados Unidos produjo en los años 70, se quejó mucho de su violencia, porque confesaba verse perturbada por ella. Park Hoon-jung lleva esta violencia mucho más lejos, y logra poner al espectador actual derechamente incómodo. Las razones no son evidentes. ¿Cierta cultura compartida del cine coreano? ¿El ánimo de que el espectador condene desde la guata los usos de la mafia? ¿Halago al morbo del gusto popular local? Resulta difícil de discernir. Lo cierto es que esta hebra de la cinta no se junta del todo con las otras, más existenciales, y la cinta deja la impresión de ser un acabado viaje melancólico por la violencia criminal, una frase que quizá suena seductora, pero que, vista con cuidado, no cuadra del todo.
Una noche en el paraíso
Dirigida por Park Hoon-jung.
Con Uhm Tae-goo, Jeon Yeo-been y Cha Seung-won.
Corea del Sur, 2020, 131 minutos.
En Netflix.
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