Tras los atentados incendiarios adjudicados el jueves por Weichan Auka Mapu en Lumaco, al norte de La Araucanía, si el contratista forestal Francisco Herrera —uno de los afectados en esa jornada— solicitara la importación de las maquinarias destruidas, podría verse obligado a esperar hasta enero de 2022 para recibir equipos y reanudar faenas.

Ello porque hasta ocho meses de demora implica en la actualidad la compra en el extranjero de las herramientas para la cosecha de bosques, según revela Fernando Ortiz, gerente de la empresa Salfa, dedicada a abastecer en Chile a este sector productivo. Antes, los plazos podían bordear entre 100 y 120 días.

“El alcance mundial de la pandemia ha afectado a muchos proveedores de la cadena logística que produce maquinarias”, detalla el ejecutivo y aclara que “ninguna empresa fabrica el equipo completo dentro de sus instalaciones, sino que alguna de sus partes”.

El gerente de la Asociación de Contratistas Forestales, René Muñoz, detalla que desde que se inició la emergencia sanitaria el año pasado, este sector productivo suma 111 atentados a sus faenas y 408 equipos destruidos por el fuego. A partir de enero de 2014, fecha en que se focalizaron los ataques hacia este sector productivo, los atentados suman 268 y las maquinarias sacadas de circulación 915. La pandemia concentra, respectivamente, un 41% de todos los ataques en 7 años y 5 meses y el 44% de las herramientas inutilizadas, recalca el dirigente.

La maquinaria más afectada

El mayor impacto lo ha sufrido la demanda por camiones forestales, avaluados en US$ 120 mil, ya que 128 de ellos quedaron convertidos en cenizas en este período. Otras maquinarias que encabezan las mermas son los tractores forestales o skidder, que bordean los US$ 250 mil (36); los trineumáticos, destinados a clasificar madera y que cuestan US$ 90 mil (26); los procesadores que desraman y trozan los troncos y cuyo valor asciende a los US$ 500 mil (24); y las torres de maderero para sacar producción del altas pendientes, que oscilan en torno a los US$ 400 mil (18).

El gerente de Salfa reconoce que las empresas que proveen los equipamientos para las faenas de bosques estimaron que la emergencia sanitaria mundial iba a generar una menor demanda. Y, por lo mismo, al existir un menor stock se ha producido un incremento de los valores de los equipos y una imposibilidad de satisfacer los requerimientos chilenos. En el incremento de los precios, el valor del flete es el que ha tenido un mayor impacto, asegura.

Un 25% de menos clientes

Ortiz advierte que alrededor de un 25% de sus clientes dejaron de comprar equipos desde que la pandemia se instaló en Chile, pero desconoce si se trata de contratistas forestales que salieron del mercado debido a pérdidas que no pueden asumir o si corresponde a emprendimientos que están realizando una menor actividad o utilizando de manera más intensiva las maquinarias disponibles.