México ya comenzó la campaña para elegir parlamentarios federales y estaduales, gobernadores y alcaldes en todo el territorio, lo que movilizará a unos 92 millones de votantes potenciales. Los comicios del 6 de junio, en plena pandemia, serán una prueba para el Presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena, pero también para el bloque “Va por México”, que une a tres antiguos rivales, el PRI, el PAN y el PRD.

Si bien las encuestas dan las preferencias al oficialismo, la tendencia ha mostrado una baja en el apoyo popular, lo mismo que ha ocurrido con la figura del Presidente, cuyos altos índices han caído, aunque rondan el 50 por ciento. Aun así, López Obrador espera conseguir la mayoría absoluta en el Congreso, y al menos la mitad de las 16 gobernaciones en competencia. La oposición, desprestigiada, va a la zaga en las encuestas. Tiene el desafío de evitar que el Morena obtenga una mayoría determinante en el Congreso que le permita a AMLO hacer cambios constitucionales que podrían darle atribuciones excepcionales e incluso —temen algunos— la posibilidad de reelegirse.

De la mala imagen de los políticos se nutre el populismo de AMLO, quien tiene por blanco tanto a las figuras opositoras como a los medios tradicionales, desde su conferencia de prensa matutina. Esa tribuna diaria se ha convertido en un púlpito para pregonar sus informaciones, pero también para atacar ferozmente a los opositores, así como a periodistas y a los organismos autónomos independientes de su poder. Así se ha dado en el caso del Instituto Nacional Electoral, INE, que dejó fuera de las elecciones a varios candidatos del Morena por no presentar sus informes financieros de precampaña. Entre los descalificados estaba un polémico aspirante oficialista a la gobernación de Guerrero, acusado de delitos sexuales, al que AMLO dio su apoyo incondicional, a pesar de las protestas de las mujeres de su partido.

El manejo de la pandemia es el talón de Aquiles del gobierno mexicano. Con 206 mil muertos, es el segundo país latinoamericano, después de Brasil, en número de decesos, y cuarto por número de contagios, con 2,5 millones de casos.

Después de haber sido uno de los gobernantes latinoamericanos que minimizaron el riesgo del covid-19 cuando comenzó la pandemia, ahora ha priorizado el tema de las vacunas. Van unos diez millones de dosis administradas, y AMLO anunció que se inoculará con la AstraZeneca, para darle confianza a la población.

Está por verse si consigue persuadir a los adultos mayores reacios a las inyecciones, y en el plano político, si logra que los votantes se reencanten con su proyecto de la Cuarta Transformación, que promete el desarrollo de México, pero que muchos consideran una vuelta a las políticas estatistas de los años sesenta.