Diariamente escucho frases que reflejan un cierto pesimismo respecto del futuro de Chile: “aunque haya una nueva Constitución, seguirá el descontento en este ambiente hiperpolarizado”, “incluso con otro Presidente, la crisis continuará. No hay respeto por la autoridad”. Confieso que a veces me contagio, aunque esté con mascarilla y distanciamiento social.
Creo que estamos en la enfermedad de la intolerancia, de la polarización creciente, de la desconfianza hacia todas las autoridades y hacia la clase política. Se instaló la idea de los buenos y los malos. ¿A dónde podemos llegar así? ¿Tendrá algo que ver nuestro Congreso? Sería injusto atribuirle al Congreso todos estos males que llevan mucho tiempo incubándose. Podría ser solo una causa parcial de esta enfermedad. Por ejemplo, la amenaza permanente de una acusación constitucional a algún ministro pudiese estar acrecentando la percepción de falta de autoridad. Pero también hay otras causas muy importantes.
Sin embargo, hay otra pregunta que sí podría permitirnos una respuesta más jugada: ¿Podremos salir de esta enfermedad con un Congreso como el actual?
Creo que el sistema de elección proporcional vigente, sumado al voto voluntario, incentiva la elección de candidatos que tienden a amplificar la polarización de la sociedad (los más vociferantes son los que movilizan a sus bases). Los ciudadanos no se sienten representados. Además, genera una alta fragmentación de los partidos (hoy son más de 20). No hay incentivos reales para la búsqueda de acuerdos. ¿Se imaginan el próximo Congreso con una polarización aún mayor, pero ahora por ambos extremos?
Creo que llevar adelante reformas en torno a un nuevo “contrato social” será muy difícil con un Congreso elegido así. La enfermedad podría seguir instalada por muchos años.
Por esta razón, junto a un grupo de 200 personas nos hemos organizado para impulsar una causa simple y concreta: tener un Congreso elegido por mayoría absoluta. Buscamos mayor representatividad y gobernabilidad. Que en cada distrito se elija el candidato que logre el 50% + 1 de los votos, pudiendo haber segunda vuelta (www.50masune.cl).
Para testear y empujar la causa, hemos divulgado videos a través de las redes sociales (medio millón de reproducciones y más de 80% de aprobación). Hemos conversado también con muchas personas del ámbito público (y percibimos mucho apoyo). Hemos conformado un Consejo Consultivo transversal que empezará a funcionar a fines de abril (René Cortázar, Bernardo de la Maza, Nicolás Majluf, Patricio Navia, Isabel Plá, Andrés Velasco y Alicia Zaldívar). En las últimas semanas, Soledad Alvear, Jorge Burgos y Sylvia Eyzaguirre han aceptado también nuestra invitación a sumarse.
Aspiramos a influir en la Convención de distintas formas. Algunos van de candidatos: René Cortázar (D8), Sylvia Eyzaguirre (D10) y Bernardo de la Maza (D8). Yo voy de candidato por el distrito 11.
Esta es una causa abierta. Para los del apruebo y los del rechazo. Para los de izquierda y los de derecha.
No es una causa novedosa. Entiendo que existe en muchos países exitosos del mundo, ya sea total o parcialmente (Australia, Nueva Zelandia, Alemania, EE.UU., etcétera). Tampoco somos los primeros en proponer esta idea. Varios públicamente han sugerido ideas similares antes, como Rodrigo Valdés, Patricio Navia, Sebastián Edwards y Francisco Vidal, entre otros. Pero creemos que es el momento de juntar los esfuerzos para lograr materializarla. ¿Será la Convención Constituyente el momento histórico preciso para hacer realidad esta causa?
Si así fuese, creo que podemos mirar a Chile con optimismo y podremos salir muy bien de esta enfermedad. Y ojalá todos juntos. Unidos.
Jorge De La Carrera De La Barrera