Esta es una magnífica y breve temporada para el fútbol chileno.Estamos bien, tranquilos, ilusionados y con la esperanza al tope.
¿Por qué será? Porque no estamos jugando.
Es un horizonte sin límites y nada nos detiene.
Está parado el campeonato local, aún no ingresamos a las copas internacionales y está en espera la selección nacional, donde ya se convocó al primer microciclo y la satisfacción es total, porque el entrenador microtrabaja y los jugadores estiran las piernas y ganan unos pesos.
Aún no hay malos ratos y angustias, tampoco desesperación y se apagó el enojo. Todos en calma y sacando las cuentas del gran capitán y con la mente puesta en el futuro y en el cuadro que se arma, porque la intensidad y los movimientos están en la firma de contratos y formación de planteles.
Hay hinchas disconformes con su equipo versión 2021, pero incluso así, confían secretamente en que se están equivocando y a lo mejor funciona. Además, ya se han equivocado antes.
No es un gran mercado y algunos clubes están remolones, pero como es costumbre regresan argentinos más viejos y por eso menos caros, peruanos desconocidos, uruguayos nunca faltan, un boliviano con apellido de jugador: Chumacero; paraguayos y venezolanos descolgados y tantos chilenos que dan vuelta y vuelta, buscan y encuentran. Bien por ellos.
No es en absoluto un mercado joven, porque en nuestro torneo florecen los jugadores retirados que aún juegan, en ocasiones con éxito y hasta con espectacularidad, porque el clima y la competencia lo permiten. No es su culpa, es su profesión. Bien por ellos, pero mal por el nivel general.
Se mueve la oferta y la demanda y en eso estamos, acaso la etapa más feliz de la temporada, porque la imaginación llega sin que la llamen y se configura un plantel armado, hay un técnico iluminado y un equipo que vuela y juega.
No es la realidad, por supuesto, es el mundo de los sueños y deseos, donde todo es posible.
El paquetón que no funcionó en un club del sur no tendría porque resultar en un equipo del norte, pero nunca se sabe.
Llegó una joven promesa que hace 12 años viene prometiendo, pero anda a saber tú, a lo mejor ahora, que ya dejó de ser joven, convierte lo prometido.
Contrataron a un goleador cuyo promedio es de dos goles por año, aunque hubo una temporada, hace siete u ocho, que convirtió 15, es decir, con 10 que haga o con 9, con eso nos conformámos.
Es un época mágica que dulcifica la realidad.
El centrodelantero que es un cono, podría ser un cohete.El mediocampista que es un nudo, todo lo limpia y desata. El portero distraído es un cancerbero impasable.
Estos son, como cada año, los tiempos mejores. No estamos jugando. Ya vendrán los tiempos verdaderos.