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Editorial
Martes 23 de febrero de 2021
Desafío para Chile Vamos
Nada podría resultar más inconveniente para la coalición que conflictos entre sus candidatos.
Durante el actual gobierno del Presidente Piñera, Chile Vamos, agrupación de partidos que lo respalda (RN, UDI, Evópoli y el PRI), no ha actuado siempre de manera unitaria. Al comienzo fue un bloque alineado y consistente con su ideario, pero a medida que transcurrieron los meses y especialmente con motivo del estallido social, este orden tendió a debilitarse y surgieron pugnas impensadas, pues se llegó al extremo de que se cortaron relaciones entre algunos de los bloques oficialistas y se cancelaron, incluso, reuniones conjuntas. Esto se debe, parcialmente, a estilos disímiles de sus dirigentes, circunstancia que con las renovaciones de sus liderazgos ha tendido a desaparecer.
Lo preocupante es que esas controversias también dieron cuenta de diferencias en temas sustantivos que, de no abordarse adecuadamente, corren el riesgo de incrementarse en la futura Asamblea Constituyente y en los programas presidenciales.
Con todo, la reciente elaboración de una lista única del sector en vistas a la Asamblea Constituyente en la cual estaban incluidos los republicanos evidenció que los partidos todavía poseen un gran sentido de responsabilidad política ante el desafío que enfrentan. Sin embargo, el 2021 estará repleto de hitos que pondrán a prueba la unidad de Chile Vamos, pues en los sucesivos procesos electorales no faltarán las oportunidades en que las diferencias se agudicen. En este sentido, la cuestión más inmediata será cómo el sector dirimirá la próxima candidatura presidencial. Contrariamente a lo ocurrido al final de la administración anterior de Piñera, según las encuestas hay buenas posibilidades de que quien triunfe en estas elecciones sea alguien del oficialismo. Si bien el cometido no es fácil, dada la existencia de candidatos competitivos en la izquierda, el modo en que actúe Chile Vamos puede ser decisivo. De ahí que la presencia de candidatos de mérito provenientes de la derecha constituya una fortaleza destacable. Eso no debe hacer perder de vista la existencia de un riesgo que parece crecer conforme avanzan los días: que la campaña de algunos candidatos se haga sobre la base de criticar a su propio sector y al Gobierno.
Además, los dos nombres más competitivos, Joaquín Lavín y Evelyn Matthei, provienen de la UDI y esta no ha definido cómo zanjará esa disputa. El presidente de ese partido ha dado a entender que posiblemente esto se va a resolver mediante las primarias, las encuestas o la decisión de un órgano partidario suficientemente representativo. Sin embargo, Matthei ha sido clara en que su voluntad es llegar a la primaria de Chile Vamos y que no aceptará vías alternativas para sacarla de la carrera. Para complicar aún más el cuadro, la UDI ha planteado que no decidirá nada hasta después del 11 de abril, fecha de elecciones. Sin embargo, hay que recordar que el 4 de mayo se cierra el plazo para las inscripciones de las primarias legales en que los diferentes partidos definirán sus candidatos para la papeleta de la primera vuelta. Cualquiera sea la fórmula para abordarlo, se requerirá de transparencia y amistad cívica. Nada podría resultar más inconveniente para Chile Vamos que un conflicto de este tipo, el que tendría un altísimo costo electoral.