Si antes del partido entre Chile y Perú se atendía el comentario de buena parte de la hinchada local, pero también de la crítica y en especial de los paneles televisivos, daba la impresión de que lo mejor era no presentarse. No se trata de transformar este espacio en una defensa del seleccionador Reinaldo Rueda, pero es necesario recordar que no se puede opinar de fútbol sin conocer a los jugadores, sus momentos y su capacidad individual.
Cuando se confunde el gusto, proyectándolo como una verdad irrefutable, se cae en el error de analizar el fútbol desde lo ideológico. Rueda, en su condición de entrenador, con décadas en la alta competencia, sabe que este plantel requiere una reconstrucción porque el tiempo no transa y los estandartes están en la última etapa. Chile no puede jugar como lo hizo entre 2007 y 2017, lo ha dicho Rueda en innumerables ocasiones y quienes ven fútbol desde la realidad y no desde el deseo lo tienen claro.
A Rueda es necesario reconocerle que armó una defensa nueva, con titulares y suplentes, pero que a partir de las urgencias recurrió a las profundidades del torneo local. La inclusión de Yonathan Andía y Rodrigo Echeverría ejemplifica, pero también expresa las dificultades. Hace rato que eso no sucedía y por cierto que es un riesgo, más aún cuando buena parte de las selecciones que compiten en estas eliminatorias tienen al grueso de su contingente en medios de alta exigencia.
Rueda ya dejó una marca. Ojalá que él aproveche este cambio, porque sería lo justo. De la mitad de la cancha hacia atrás, Chile tiene un grupo para afrontar dos procesos clasificatorios. Ahora, también por necesidad, revisó el abanico y encuentra respuestas para la zona de ataque con Felipe Mora y Jean Meneses. El centrodelantero formado en Audax jugó a gran nivel, descargó, aguantó la pelota, marcó posiciones y no sintió el peso de la responsabilidad. El “Takeshi” es un mérito del caleño. Él apostó por el extremo del León mexicano y el jugador que surgiera en San Luis de Quillota respondió con su gambeta, desparpajo y solidaridad con Jean Beausejour.
El zurdo de la U es otra medalla para Rueda. En un bajo momento en Universidad de Chile, el 15 de la Roja respondió a la confianza del seleccionador. Criterioso, cubrió su franja y pasó cuando pudo, aunque su voz en la cancha se escuchó para ordenar a sus compañeros.
Inolvidable noche de Arturo Vidal. El volante del Inter de Milán hizo los dos goles frente a los incaicos. El primero quedará en la memoria colectiva del futbolero y el segundo representa su coraje, después del buen centro de Fabián Orellana y la arremetida área de Mora. Importante para la selección recuperar como opción a Orellana. En el 4-1-4-1, el compromiso del volante del Valladolid y Meneses fue fundamental para copar una zona que el equipo de Ricardo Gareca usa con precisión.
No obviar a Claudio Bravo. En su retorno por los puntos, el golero ratificó que es una garantía y su valor en el juego con el pie. Destacable el esfuerzo de Erick Pulgar, aunque su periplo de 30 horas se notó. En la media hora inicial estuvo impreciso, después se afirmó, pero se apreció su fatiga.
Chile ganó 2-0, ratifica que es un cuadro competitivo, supo jugar 80 minutos sin Alexis Sánchez y demostró que su entrenador trabaja.