“Tom Cruise y el director Doug Liman agendan para octubre de 2021 viaje y filmación en el espacio”. El titular —aparecido el miércoles pasado— debería haberme impresionado, pero la verdad no lo hizo. En absoluto. Que Cruise suba al cielo y se ponga en órbita en la Space X (nave del empresario Elon Musk), a estas alturas cuenta solo como otra más de sus aventuras cinematográficas, como andar en moto a 200 km por hora y sin casco, tirarse en paracaídas junto con el camarógrafo, pilotear un F-16 o quebrarse un tobillo en un mal salto sin jamás interrumpir la filmación.
Hay algo francamente disminuido en esos espectaculares despliegues, en estos tiempos de pandemia. La causa principal es que, por el momento, dichas proezas no pueden verse en la gran pantalla —el formato al cual estaban destinadas— y a la luz de lo ocurrido con Tenet, el último filme de Christopher Nolan, que hasta hoy ha conseguido exhibirse en un puñado de salas alrededor del mundo, recaudando en el camino poco más de 300 millones de dólares (algo que apenas alcanza a pagar los costos de su rodaje), la cosa no se ve mucho mejor para las superproducciones que impacientemente esperan que el virus arredre: al día siguiente del notición de Cruise, Disney anunció que postergaba en un semestre el estreno de los próximos filmes de Marvel y en un año la aparición del
remake de Amor sin barreras, que Steven Spielberg esperaba lanzar en diciembre. Mal.
Durante buena parte de la crisis, Hollywood ha apostado por la normalización gradual (proyectos en preproducción, rodajes que se reanudan, cines que reabren, público que regresa), pero todos sus intentos se han quedado cortos debido a la virtual imposibilidad de recuperar las tremendas inversiones involucradas en cada fase del proceso. Una maquinaria acostumbrada a pensar en grande no puede “achicarse” de un día para otro.
Por lo mismo, los filmes más interesantes de estos días son los que han sido capaces de continuar navegando pese al apagón industrial; películas como First Cow, de Kelly Reichardt; el documental The Painter and the Thief; el drama Never Rarely Sometimes Always, y varios otros que se habrían lucido en un eventual paso por salas, pero cuyo minúsculo tamaño ha facilitado su llegada a
streaming y al
pay-per-view. De todo ese lote, acaso la más inquietante y singular es la reciente She Dies Tomorrow, una historia de “fin de mundo” sin cataclismos, invasiones extraterrestres ni predicciones mayas de por medio. Aquí el apocalipsis se desata vía la obsesión, la persistente idea —que va transmitiéndose de un personaje a otro— de que no sobrevivirás esta noche, de que tu muerte está a la vuelta de la esquina. Obvio que lo está: todos moriremos eventualmente, contesta cada nuevo protagonista antes de caer presa de esa idea fija, suerte de virus mental que te impide pensar en nada más, reduciéndote al absurdo.
Siempre a sus anchas ante premisas de destrucción inevitable, el cine de terror las ha usado históricamente para facturar mamarrachos como Final Destination o Sé lo que hiciste el verano pasado, pero también obras maestras como La invasión de los usurpadores de cuerpos (las versiones de 1956 y 1978; Shivers (1975), de David Cronenberg, y todo el ciclo de Zombies de George Romero; pero lo realmente insólito de She Dies Tomorrow —ópera prima de la actriz Amy Seimetz— es tanto el momento en que llegó a pantallas (el 31 de julio pasado, justo cuando la pandemia arreciaba y millones cuestionábamos seriamente nuestra propia mortalidad) como el tono con que aborda las implicancias del descalabro: los “infectados” despliegan una mezcla de histeria, fatalidad y derrota que a ratos se vuelve tragicómica y al borde del ridículo; como si en el marco de la tragedia inminente sus protagonistas fueran incapaces de mirar más allá de su propio ombligo y de su propia debacle, para contemplar las calamidades del prójimo. Aferrados a su hundimiento, no dejan de “pasarse películas” acerca del final de las cosas y el final de sí mismos, hasta que se convencen ciegamente de ello; igual como Tom Cruise, con sus fantasías de filmar más allá del cielo.
She Dies Tomorrow
(Estados Unidos, 2020). Con Kate Lynn Sheil y Jane Adams. Dirección de Amy Seimetz. 85 min.
Disponible para compra en Apple iTunes y Amazon Prime