Cuando se conmemoran 75 años del Premio Nobel de Literatura otorgado a Gabriela Mistral, es digno de celebrar que su obra haya crecido de manera progresiva y sorprendente. No es un decir chovinista o de legítima admiración —como el de quienes aseguran que Gardel canta cada día mejor—, sino una realidad. En los últimos años se han multiplicado las ediciones de su poesía, así como también de sus ensayos, crónicas, “recados” y pensamientos, recogiendo en esos nuevos libros los variados intereses que motivaron su escritura: los niños, la mujer, la educación, el dolor, la religión, el ser latinoamericano, la idiosincrasia chilena, su valle, sus cerros…
Y si bien hay especialistas que han trabajado durante décadas en su obra, sin duda la recuperación de su legado, en 2007, marcó un punto de inflexión al respecto. En ello tuvo un rol fundamental la Cancillería, a través de su Dirección de Asuntos Culturales, Dirac, así como el entonces Consejo Nacional de la Cultura, la ex-Dibam y la Embajada de nuestro país en Estados Unidos. Conseguir la donación del legado de Mistral a Chile, a través de Doris Atkinson, albacea de Doris Dana, fue asumido como una tarea de Estado.
Más de 18 mil piezas, entre cartas y otros originales, manuscritos y textos mecanografiados —a lo que se sumó material fotográfico y audiovisual—, se resguardan en la Biblioteca Nacional y han sido revisadas por manos y ojos expertos.
Y cumpliendo con el compromiso adquirido, pero sobre todo por la riqueza del hallazgo, la difusión ha sido una labor prioritaria. En ese contexto se inscribe su “Obra reunida” en ocho tomos, de los cuales ya se han publicado cinco, en una tarea conjunta de la Biblioteca Nacional y el Ministerio de las Culturas. La alianza con la Dirac, en tanto, le ha permitido a la Biblioteca Nacional editar traducciones de sus libros, o de antologías, al hindi, bengalí, inglés, thai, chino mandarín, italiano, búlgaro, francés, neerlandés, sueco, turco, portugués, árabe, ruso, quichua y guaraní. Acaba de aparecer “Tala” en Portugal y se prepara una nueva traducción en Italia.
A estas iniciativas se han sumado también las editoriales independientes, como La Pollera, que desde 2013 a la fecha ha publicado la edición completa de “Poema de Chile”; la antología política “Por la humanidad futura”, y una recopilación de sus textos místicos y religiosos en “Toda culpa es un misterio”. O, más recientemente, Ediciones del Desierto, con una selección de poemas en torno al desierto tomados de todos sus libros, incluido “Almácigo”, que reúne inéditos de su legado.
Es frecuente la crítica al Estado de Chile por haberla distinguido tardíamente con el Nacional de Literatura —seis años después del Nobel—; pero más aun, el reconocimiento no basta si no va acompañado de la edición y difusión de la obra del escritor premiado. Ahora sí, la deuda con Gabriela Mistral parece estar saldada.