Todo documental es un discurso. Ningún discurso es ingenuo, aunque muchos documentales se esfuerzan por parecerlo, o derechamente revestirse con la apariencia de una realidad incontrovertible.
El dilema de las redes sociales no oculta su naturaleza. Está hecho con un muy tradicional grupo de entrevistas, representaciones visuales y una dramatización leve, muy poco invasiva, en torno a una familia común.
Tampoco es casual que se trate de un documental hecho durante la pandemia del covid-19 y después de las investigaciones del Senado de Estados Unidos sobre la realidad económica, el monopolio y la manipulación informativa de las grandes redes sociales. Lo que llama la atención de este trabajo es la crudeza de los testimonios de exejecutivos de mediano y alto nivel de Facebook, Google, Twitter, Firefox, Pinterest, Uber y otras, todos ellos alarmados por la deriva que han adquirido las empresas en que trabajaron.
En tanto discurso,
El dilema de las redes sociales está estructurado de menos a más: comienza explicando lo que son como empresas (“las compañías más ricas de la historia de la humanidad”, según una profesora); luego detalla la forma en que ganan dinero (“lo que venden es el tiempo que nos das”, dice un exjecutivo; “el cambio gradual de tu percepción”, agrega un inversionista; y “un mercado de futuros humanos”, según una académica); pasa al proceso de captura y adicción de los usuarios; y desemboca en las consecuencias políticas (“un ataque global a la democracia”).
Entremedio, aparecen ciertos fenómenos escalofriantes, como el Laboratorio de Tecnologías Persuasivas de Stanford —especializado en convencer—, la Técnica de Conocimiento Acelerado de Twitter —experta en identificar gustos— o los experimentos de Contagio Masivo a Gran Escala de Facebook. La conclusión inescapable es que las personas son manipuladas por las redes, especialmente en las noticias: la información polarizada, dicen, es “extremadamente eficiente para mantener la atención”. Por lo tanto, las redes la alientan. No por convicción, sino porque venden más. Dan más dinero.
Es un discurso alarmante. Contradice y desarma, casi uno por uno, todos los argumentos que ha creado Alessandro Baricco para promover las redes como un modo de prescindir de los intermediarios. No es solo que tales intermediarios siguen existiendo —aunque ya no son los medios de comunicación profesionales—, sino que ahora “el significado de la comunicación es la manipulación”. Es un triste derivado de una gran invención.
Un hilo conductor del documental es un joven exejecutivo de Google, Tristan Harris, que testificó en el Senado para advertir que las redes amenazan la democracia. Lo que explica es más que inquietante. Conviene escucharlo, siempre con conciencia de que es un discurso, en contra del no-discurso de las redes, cuyo negocio consiste en la ingenuidad.
THE SOCIAL DILEMMA
Dirección: Jeff Orlowski.
Con: Skyler Gilondo, Kara Hayward, Catalina Garayoa, Barbara Gehring, Tristan Harris, Tim Kendall, Shoshana Zuboff. 94 minutos.
En Netflix