1.
Hay fotos circulando donde aparece Pepe Auth con Checho Hirane, y la razón de la comida y foto es una apuesta perdida, costumbre pequeño burguesa que le alegra la vida a la gente, sobre todo al que no paga. Esa imagen, en círculos que no frecuento, provocó una pregunta instantánea: “¿Cómo se saca una foto al lado de un gallo como ese: no le da vergüenza?”. Hasta el día de hoy no sé cuál provoca vergüenza y cuál es el avergonzado. Ninguno, a mi modo de ver. Invítenme a la otra. Sin fotos, eso sí.
2. La gente de la tercera edad que reclama por no salir y por las restricciones que sufre, pertenece a esas generaciones de chilenos que provocaron la crisis institucional de los años 70 y su penosa ristra de consecuencias. Sin inteligencia ni sensibilidad política para los acuerdos, porque primó el ánimo guerrero que convirtió en enemigo al que piensa distinto. Esa enseñanza, durante dos décadas, la inculcaron en su descendencia, y la mala semilla, muy lentamente, se fue desmalezando y limpiando. ¿Esto qué quiere decir? Que se queden encerrados, nomás. Es lo menos y lo tienen merecido.
3. Lo único remecido con la olvidada renuncia de Hernán Larraín Matte a la presidencia de Evópoli, fue la puerta de la oficina, después del portazo. Chile Vamos fue indiferente, porque no están para psicoanálisis. Es probable que retome su puesto de vocalista en el conjunto “El crucero del amor”, donde deberían invitar al exministro Gonzalo Blumel. Evópoli, en realidad, es más bien un hilo musical, con ponchos para Felipe Kast y Luciano Cruz-Coke, más Larraín Matte y Blumel (afeitados, mejor); cuatro guitarras y listo: “Los Huasos del Tamarugal”. En Olmué serían grito y grito.
4. Los que anunciaban que el retiro del 10 por ciento de las AFP iba a dinamitar el sistema para siempre, ahora dicen lo contrario: lo fortificó, y para siempre. Los especialistas no se ruborizan ni amilanan, pero eso trae consecuencias, por lo general colon irritable. Se les nota en la cara.
5. El Gobierno fue injusto con Alberto Espina, exministro de Defensa. También con Teodoro Ribera, exministro de Relaciones Exteriores. Y con Jaime Mañalich, exministro de Salud. ¿Fue más injusto con Ribera que con Espina, o más con Mañalich que con Ribera y Espina? ¿A alguien le importa lo anterior? A nadie. Así de cruel es la política.
6. Según cálculos internacionales y de acuerdo a FedEx, centro de logística y reparto mundial, la última Caja de Alimentos, de la segunda remesa, se entregaría después de dos meses (que podrían ser tres o cuatro) de finalizar el reparto total de la primera remesa. Los plazos en pandemia no existen, pero se mantiene la meta. Cuando se llegue, hago mía la palabra y la exclamación universal de todo funcionario: “¡Cumplimos!”.
7. Nunca se enamore de una seremi de Salud, menos en momentos como los actuales, donde los niveles de tensión bordean lo insoportable. Es cosa de ver cómo reaccionan: como un volcán. Lo otro sería enamorarse de un seremi de Salud. Mi consejo es que se anticipe y para eso el cuento de Juan Carlos Onetti: “El infierno tan temido”.