Hace 30 años Italia organizó el Mundial de Fútbol, Alemania lo ganó y Argentina llegó a la final. Pero el equipo que quedó en la memoria colectiva fue Camerún: los africanos vencieron a los albicelestes, a Colombia y estuvieron a punto de llegar a semifinales, pero Inglaterra los derrotó.

El símbolo de esa selección era Albert Roger Mook Miller, mundialmente conocido como Roger Milla, quien se convirtió en leyenda al brillar con 38 años. En época de pandemia, cuando la nostalgia se apropia de la agenda, cobra fuerza el recuerdo de los “Leones Indomables” que animaron aquel verano italiano con un fútbol alegre y color en las tribunas.

A los 68 años e instalado en su natal Camerún, el exdelantero cuenta cómo ha vivido el coronavirus. “Con mi familia nos quedamos en casa lo más posible. Aplicamos escrupulosamente las medidas preventivas, como el uso de mascarilla y el lavado regular de las manos”, dice Milla a “El Mercurio”, en un diálogo que comenzó a través de Twitter y siguió por correo electrónico.

“Abrí cuentas en las redes sociales para entregar noticias a mis fanáticos que no sabían cómo ponerse en contacto conmigo. Además, quería poner fin a los rumores falsos sobre mi persona”, explica sobre algunas publicaciones que indicaban que había contraído covid-19.

—¿Qué es de su vida actualmente?

“Soy embajador itinerante en la Presidencia de la República y me dedico a mi fundación, llamada Corazón de África. También soy miembro del colectivo Antiguos Leones Indomables de Fútbol”.

—Han pasado 30 años desde el Mundial de Italia y mucha gente todavía se acuerda de esa selección de Camerún. ¿Le sorprende?

“No, en absoluto. Fuimos el primer país africano en alcanzar los cuartos de final de la Copa del Mundo. Nuestra actuación permitió que los equipos del continente comenzaran a ser tomados en serio. Causamos un gran impacto tanto dentro como fuera de la cancha, y no soy yo quien lo dice, sino muchos periodistas, usuarios de internet y conocedores del fútbol en todo el mundo”.

—Cuénteme del famoso gol a Colombia en que le quita el balón a René Higuita. ¿Fue el mejor momento de su carrera?

“No sé si es el mejor, pero una cosa es segura: los mejores momentos de mi vida fueron en los mundiales. No esperaba que cometiera un error de ese tipo. Yo veía algunos de sus partidos con Carlos Valderrama cuando fuimos compañeros en Montpellier porque la televisión francesa los transmitía. Mis entrenadores Peter Schnittger y Claude Leroy siempre me dijeron que tenía que estar muy cerca del centro del área y del portero. Traté de seguir sus instrucciones y el éxito fue total ante Higuita. Ahora Colombia tiene una buena selección con Falcao y James Rodríguez, pero no tienen la misma determinación que la generación de 1990. Ese equipo era extraordinario, liderado por un jugador como Valderrama, que era realmente un maestro. Tuvimos la suerte de vencerlos porque fuimos superiores tácticamente”.

—¿Por qué Camerún no llegó más lejos en el Mundial? La ganaban 2-1 a Inglaterra, pero terminaron perdiendo 3-2.

“No lo sé realmente. Nos faltó algo, probablemente un poco de concentración. Hasta hoy siento remordimientos, porque creo que había espacio para haberlo hecho mejor. Tengo la sensación de que podríamos haber ido a la final si vencíamos a Inglaterra. Y en una final cualquier cosa puede pasar”.

—En el Mundial de 1994 usted jugó y anotó un gol con 42 años, un récord. ¿Cuál fue la clave para mantenerse vigente?

“Entrenaba bien y descansaba mucho. Obviamente estaba muy feliz cuando anoté. Ese récord me permitió demostrar a aquellos que dudaban de mí y a todos quienes querían compararse conmigo que aún podía marcar diferencias gracias a mi inteligencia”.

—Si hubiera llegado a Francia 1998 le habría tocado enfrentar a Chile. ¿Qué recuerda de ese partido?

“No sé qué decir. Todavía tengo un sentimiento de injusticia en mi garganta. Anotamos dos goles válidos y el árbitro los anuló injustamente. Fue una vergüenza. Chile no necesitaba esa ayuda, porque tenían jugadores fantásticos como Zamorano”.

—Camerún tuvo su revancha en los Juegos Olímpicos de Sydney y eliminó a Chile.

“Sí, claro que lo recuerdo. Fue un partido loco, como todos los de Camerún en esa competencia”.

El fútbol y el mundo actual

Milla se siente un poco decepcionado del balompié moderno. “Creo que la voluntad de jugar para los fanáticos ha desaparecido. Muchos juegan solo por el dinero; es cierto que es un factor importante, pero los futbolistas están menos comprometidos con sus equipos. De todos modos, siempre veo fútbol. Barcelona, Manchester City o incluso el PSG juegan un fútbol hermoso. Es un placer verlos”, comenta.

—Explíquele a quienes no lo vieron: ¿Cómo jugaba Roger Milla?

“Es difícil de decir. Tenía un estilo particular porque podía jugar de espalda al arco, sabía arreglármelas frente a la portería y podía driblear a varios jugadores. No había muchos que pudieran hacer eso”.

—¿Es usted el mejor jugador africano de la historia?

“No lo sé, son los periodistas quienes deben determinar eso. Si te digo que soy yo, vas a decir que no soy objetivo. De todos modos, la historia está ahí. No por nada la FIFA y la CAF me han nombrado el mejor futbolista africano del siglo. Como jugador, no depende de mí decidir, pero creo que los técnicos de fútbol lo han hecho”.

—¿Cree que algún día un equipo de su continente podrá ser campeón mundial?

“Hoy sería difícil ver a un país africano ganar la Copa del Mundo. Todo dependerá de los clasificados para Qatar 2022. Senegal tiene un gran equipo, pero le falta ese temperamento de antes. A veces da la impresión de tener miedo. Nigeria y Costa de Marfil también son grandes equipos. Con una determinación correcta, pueden ganar. Si nosotros llegamos a cuartos de final en 1990 fue porque estábamos muy decididos”.

—¿Sufrió racismo en su carrera? ¿Qué opina de lo que está sucediendo últimamente en el mundo con este tema?

“Sí, me enfrenté a situaciones de ese tipo durante mi carrera, pero no les prestaba atención. Cuando un jugador tenía comentarios racistas en mi contra, respondía en el campo marcando goles. Las personas que discriminan son ignorantes. Adhiero completamente al movimiento que está ocurriendo en los Estados Unidos; lo que le hicieron a George Floyd es una catástrofe”.