Chile vive un momento crítico. Y no solo por la pandemia. Es más profundo.
Veo que mucha gente hace lo que se le da la gana, sin importarle lo que ocurra a su alrededor. Viven “a su manera”.
Mucha gente cumple la cuarentena “a su manera”. Sacan un salvoconducto para llevar víveres a ancianos confinados, pero en verdad van a juntarse con amigos o a pololear. O le cambian el giro a su empresa de artículos suntuarios para hacerla pasar por una compañía de bienes o servicios esenciales para seguir operando. O ni se toman la molestia de todo eso y no sacan ningún permiso y siguen viviendo su vida como si nada.
Otra gente cumple las leyes “a su manera”. Legisladores que juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución y la ley reconocen que actuarán al margen de las normas, aunque sea un “sacrilegio”, porque su corazón les dice que es por una buena causa. Alguna de esa gente se siente orgullosa de impulsar proyectos de ley ilegales (¿!).
Otras personas son miembros “a su manera” de partidos políticos, de coaliciones o incluso de gobiernos. Dicen: “Este es mi partido, pero tengo el derecho a pensar y actuar distinto”; o “este es mi gobierno, pero no pueden impedirme ser opositor”; o “mi coalición cree que el país debe ir para el sur, pero no me critiquen si voy hacia el norte”.
Vivimos lo que yo denomino un “Momento Sinatra”.
La canción más icónica de Frank Sinatra es “My Way”, traducida al español como “A mi manera”. Su influencia en la cultura universal ha sido enorme.
En 1989, Mijaíl Gorbachov estableció la “Doctrina Sinatra”, que consistía en una política de no intervencionismo de la URSS en las decisiones de los otros países firmantes del Pacto de Varsovia. La “Doctrina Sinatra” permitía que esas naciones hicieran las cosas “a su manera”. Pero claro, Gorbachov sabía que se acercaba el fin de la URSS.
Y este es, precisamente, el punto que quiero hacer.
Vivir la vida al modo “Sinatra-My Way” funciona solo en un momento determinado: cuando el fin está cerca. “And now, the end is near/ And so I face the final curtain” (“Y ahora, el final está cerca/ y por tanto me enfrento al último telón”). Así parte la canción “My Way”, porque es un análisis retrospectivo de una persona anciana que se acerca a la muerte; y en que (by the way) reconoce errores y fracasos.
Cuando Frank Sinatra tenía 19 años vivía la vida “a su manera”. Aunque estaba lleno de talento musical, su actividad recurrente era ser pandillero. Pero tuvo la suerte de vivir un momento que cambió su vida: conoció a Carlos Gardel.
El cantante de tango le advirtió a Frank que tenía que dejar de vivir de esa manera, a su manera: él había aprendido esa lección en Buenos Aires. Le dijo que se pusiera a trabajar duro en la música y le recomendó un concurso de talento para amateurs. Sinatra le hizo caso, ganó el concurso y luego se convirtió en leyenda.
Esta semana, el 24 de junio, se cumplió un aniversario más de la muerte de Gardel. Justo cuando es obvio que muchos chilenos, autoridades y no autoridades optan por vivir “a su manera”.
Vivimos un “Momento Sinatra”, pero en la semana del aniversario de su muerte también podemos escoger vivir un “Momento Gardel”, aquel en que alguien a uno le abre los ojos y le hace darse cuenta de que transita por el camino equivocado.
Se los regalo. Dejen el “my way”, a menos que crean que algún final está cerca.