Una caricatura en el New Yorker (25 de mayo) se ríe de los psiquiatras que teleatienden.
Muestra un terapeuta joven, ante su “laptop” abierto sobre el sofá, como si fuera la paciente. Ella se ve en pantalla. Él anota y, a sus pies, humea una taza. Otra taza sobre una mesa invita a la paciente, como si pudiera sorberla.
Él lleva corbata, pero… enormes lunares decoran ¡sus calzoncillos!
El New Yorker es sarcástico con las teleatenciones. Pero las valida.
Tal como el trabajo sobre salud mental que la U. de Chile entregó a la mesa del covid-19, claman por nuestro bienestar completo.
“La salud mental no es solo ausencia de enfermedad, sino también bienestar subjetivo, la satisfacción y capacidad de desarrollo de los proyectos de vida”, dice la U. de Chile.
Y propone estudiar los pros y los contras de atender a distancia.
El jueves consulté por teléfono, gratis, con un psicólogo de “Saludable Mente”, el sitio del Hospital Digital que lanzó hace poco el Presidente Piñera (https://bit.ly/30bogGk).
Le conté: me cuesta levantarme temprano, no soy tan productivo como antes. Además, los quehaceres (aseo, cocina) y el ejercicio (4 km diarios), me distraen. Me atasco en mis lecturas, no pinto como quisiera, no limpio mis archivos...
Me preguntó si me sentía culpable. Muchos, me dijo, se sienten así por quedarse demasiado en cama. “Pero la cuarentena no es ni trabajo ni vacaciones”, me señaló.
Me sentí comprendido, contenido, escuchado.
La U. de Chile, pide cuidar la salud mental para sobrevivir esta pandemia y todo lo que conlleva; a corto, mediano y largo plazo. En el corto, la posible crisis de los servicios de salud; en el largo, la construcción de una sociedad pospandemia.
El New Yorker distingue tres círculos que atender: los lejanos, que sufren ansiedad por la posibilidad de enfermarse; la segunda línea, que la sufren por problemas económicos inmediatos; y la primera línea, los trabajadores de la salud, con una moral del día a día, que retrasa el trauma emocional y que, al fin, revientan.
Esa revista recorre a 12 psiquiatras; una, la Dra. Karen Binder-Brynes, alaba la esperanza, no la fe. La fe habla del instante, la esperanza es una visión para el futuro. “La gente con fe tiende a colapsar ante las crisis; la esperanza sostiene, nombra un futuro específico, aunque haya pérdidas”.
La U. de Chile reclama las condiciones básicas para vivir en sociedad; luego, fomenta el apoyo comunitario y familiar (https://bit.ly/2zTNWws). Y luego, los servicios no especializados como las mesas de ayuda y, finalmente, los especializados, por ejemplo, para prevenir el suicidio (https://bit.ly/2MxxX9W) o el sitio “Saludable Mente”.
Participé en una teleconferencia del Dr. Gianni Cánepa sobre el alcoholismo. Más de cien colegas lo vieron: desde Antofagasta, La Serena, Santiago, Talca, Cañete, Concepción, Temuco y Puerto Montt.
“Después de la pandemia seguiremos atendiendo por Zoom”, comentaron. Están ofreciendo ayuda ahora.
La psicoterapia se ha democratizado… un poco más.