Un hombre llamado Alain Frenette (Réal Bossé) advierte desde la televisión: “Los supermercados de Montreal tienen abastecimiento para tres días”. Su programa enseña a guardar alimentos y otros suministros para el caso de una crisis, que puede ser de origen climático, social o incluso ¡epidémico! Para Alain, lo importante es estar preparados.
Y por eso ha comprado un terreno de 200 hectáreas en una región nevada y boscosa de Canadá, donde ha instalado una granja de supervivencia equipada con todos los recursos necesarios para una larga temporada. Esto incluye armas, porque la premisa en que cuando ocurra la catástrofe y colapsen los supermercados, las “hordas doradas” arrasarán todo lo que encuentren a su paso buscando alimentos. Será la guerra, todos contra todos.
Alain invita a seis personas —dos mujeres, cuatro hombres— a prepararse para defender su fortaleza, rodeada de trampas, cepos y hasta minas. La granja es un territorio de combate. Con todo, Alain no es visiblemente un loco: tampoco quiere daños ni incidentes entre sus reclutados.
Pero, como es de esperar, ocurre un accidente. El grupo se divide por sus diferentes opciones ante la ley. En el fondo, por cuán en serio se toman esta preparación para el caos.
Este es el primer largometraje del canadiense Patrice Laliberté (33), antes director de cortos y series, y también es el primer filme québécois producido por Netflix. Laliberté ha dicho que detestaría parecer oportunista y que hizo su película pensando en una catástrofe social, económica o militar (aunque uno de sus personajes habla de epidemia), pero jamás en el covid-19. Modo supervivencia se estrenó en Canadá en febrero, justo antes del comienzo de las medidas de confinamiento.
Como quiera que sea su origen, la película propone una cierta reflexión apocalíptica muy acorde con el
esprit du temps. Toca la mentalidad de secta que prevalece en las redes digitales y en las pandillas urbanas (y de Quebec, dice Laliberté) y la sed de alarmismo que a veces invade a los adultos jóvenes. Y la observa en su dimensión fascista.
Laliberté es rápido, ágil y conciso. No se preocupa mucho de sus personajes. Parece que, así como no van a ninguna parte, tampoco provienen de ninguna. Solo sirven para mover la historia, aunque también es más frecuente que la historia juegue con ellos. La cámara parece rebotar en ellos, incapaz de explorar a ninguno. El director ha explicado que tuvo que rodar con urgencia, en un clima gélido y con pocos días antes del invierno.
Esta es una justificación que puede ser aceptable en una primera película. Habrá que esperar a la segunda para ver si hay algo más de cine.
Jusqu'au DéclinDirección: Patrice Laliberté. Con: Réal Bossé, Guillaume Laurin, Marie-Evelyne Lessard, Marc-André Grondin, Marc Beaupré, Marilyn Castonguay, Guillaume Cyr.
83 minutos.
En Netflix