Señor Director:

Si en el contexto de esta pandemia se ha necesitado más que nunca la intervención activa y oportuna del Estado, no es difícil imaginar el desolador escenario que miles de personas con discapacidad y sus cuidadores afrontan hoy en día.

Históricamente, la discapacidad ha quedado rezagada en las prioridades de políticas públicas. Hoy esto no puede ocurrir. Así como en estas semanas he visto a un gobierno proactivo en mantener los puestos de trabajo, en auxiliar a las mipymes y en diseñar planes de entrega de alimentos, también he quedado absorto ante la pasividad y cómo se ha dejado a la deriva a las personas con discapacidad.

¿Qué se está haciendo para socorrer a aquellos cuyos familiares o cuidadores se contagian? ¿Dónde está la información sobre la pandemia para todos accesible? ¿Existen consideraciones especiales para sus traslados a recintos de salud? Pensar que las soluciones diseñadas para la generalidad resolverán los problemas de las personas con discapacidad es hacer vista gorda a urgencias diarias de miles de personas.

Todas las fuerzas políticas, pero principalmente el Gobierno, deben impulsar con sentido de urgencia un plan nacional de ayuda en este sentido. A pesar de la presión a la que hoy está sometida la economía fiscal, la realidad de las personas con discapacidad no puede quedar a la cola.

Francisco Undurraga
Diputado Evópoli y vicepresidente Cámara de Diputados