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Editorial
Sábado 23 de mayo de 2020
Exigencias del ministro de Salud
Es necesario que la autoridad actúe concitando el apoyo de todos.
En términos perentorios, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, exigió que las clínicas privadas dupliquen el número de camas críticas antes del 15 de junio. Su lenguaje llamó la atención y bien podría constituir una expresión del sentido de urgencia con que las autoridades están enfrentando la pandemia. Al subrayar el carácter obligatorio de su orden, hizo resaltar su autoridad sobre todo el sistema sanitario. Más tarde, recomendó a los directores de hospitales que cuenten con unidades críticas pediátricas que trasladen a sus niños enfermos y las reconviertan en unidades para adultos. De esta forma, una autoridad central controla el manejo de la crisis, tal como se recomienda por todos los expertos.
No obstante, también es necesario que la autoridad actúe concitando el apoyo de todos. Las cifras que entregó fueron disputadas por la asociación gremial Clínicas de Chile, puesto que de 496 camas de Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, que existían al comienzo de la epidemia, mediante un gran esfuerzo se había llegado a 692, muy por encima de los datos con que contaba el ministro. Ante ello, Mañalich precisó que, más allá de los porcentajes, él está ordenando que el sistema privado ofrezca 720 camas críticas antes del 15 de junio, de las cuales 120 deben estar listas este fin de semana. Si se trata de ofrecer 30 camas adicionales, la exigencia es mínima, pero si lo que se quiere son 720, sería virtualmente imposible de satisfacer. El subsecretario de Redes Asistenciales ha insistido en la necesidad de que las clínicas sumen sus esfuerzos y consigan resultados similares a los de los hospitales públicos. Ha dicho que, en el caso de que no logren duplicar el número de camas, serán intervenidas, pero aún no queda claro cuáles serían los números de base.
La realidad de las clínicas privadas es muy diversa, observándose desde grandes hospitales hasta recintos relativamente pequeños, que, aunque bien equipados, trabajan en un campo restringido de la medicina. Algunas clínicas han reaccionado ante la epidemia multiplicando sus camas críticas y adiestrando a sus equipos humanos, pero otras no han hecho un esfuerzo similar. Las exigencias tendrán que tomar en cuenta esta realidad.
Las comparaciones válidas no siempre son fáciles de hacer. Si las clínicas han estado trabajando al máximo, sin excedentes en sus equipos humanos, muchas con médicos que actúan como visitantes, no les será tan simple duplicar las camas críticas. Quizá podrían hacerlo, pero distinto será dotarlas de los equipos profesionales debidamente capacitados y con la experiencia necesaria.
Hasta ahora, la epidemia ha sido bien manejada por las autoridades. Pero, pese a los esfuerzos desplegados, ha seguido aumentando el número de contagiados, lo que ya no depende de las acciones del ministro y sus subsecretarios, sino más bien del comportamiento de la población. Con algo más de precisión en sus expresiones, las autoridades podrían contribuir a conseguir el efecto más importante, que es la cooperación de todos, incluidas, por cierto, las clínicas privadas.