Cobresal volvió hace algunos días a los entrenamientos en la cancha. Lo hizo apoyado por la autoridad sanitaria de la región de Atacama que señaló que el conjunto minero tomaba precauciones y que, por lo demás, en el campamento de El Salvador no hay casos positivos de covid-19. Es decir, habría cierta seguridad como para retomar cierta normalidad.
De todas maneras, la noticia causó sorpresa no solo en Chile sino que también afuera (el diario argentino Olé hizo una nota sobre el tema a partir de la presencia de Marcelo Cañete, exjugador de Boca, en el club chileno) lo que obligó de alguna manera a Cobresal, como institución, a explicar públicamente cómo se hacían estos entrenamientos. Así, se dijo que las prácticas en el estadio El Cobre no podrían contar con más de cinco jugadores simultáneamente y que entre ellos debían respetar la “distancia social”; y que estaban obligados a vestirse y ducharse en sus casas y no en el recinto deportivo. Además, estos entrenamientos son matinales y durante tres días —no consecutivos— en la semana y se complementan con videoconferencias. Todo, por cierto, muy controlado.
El entrenador del equipo, Gustavo Huerta, reconoció en una entrevista televisiva que estos entrenamientos “en vivo y en directo” le otorgan a Cobresal una cierta ventaja sobre el resto de los equipos. Que, según el DT, cuando vuelva el fútbol —es decir, cuando no debamos pasar las tardes viendo encuentros de E-Sports— el elenco albinaranja sumará a su favor más actividad que el resto y, por ende, tendrá más opciones de superar a sus rivales. Se supone.
En Italia, algunos clubes piensan igual que los del campamento minero chileno. Inter de Milán ya le avisó a Alexis Sánchez que debe estar en “Appiano Gentile” el 4 de mayo para correr y darle unos toques al balón. No se sabe cuáles serán las precauciones o si mandarán pedir un folleto a Cobresal. A lo mejor no. Los italianos, en verdad, no han pescado mucho esto de la pandemia. Ahora último no más, y luego de alzarse como uno de los países con mayor cantidad de afectados y fallecidos con covid-19.
Seguro que poco a poco se irá sabiendo de más clubes que retornarán a los entrenamientos presenciales. En Chile y el mundo. Porque hay deseos de jugar, de volver a la normalidad, pero también, mucha desesperación por evitar el derrumbe económico y la consecuente crisis que ello acarrea.
Pero vamos, el regreso a la actividad futbolística no puede ir aparejado por deseos de “producción” o de “sacar ventajas” a futuro. No pues.
Lo que se está viviendo hoy en el mundo es una crisis de proporciones aún no calculables con exactitud y que nadie sabe cuándo decaerá o, al menos, en qué momento podrá ser controlada sanitariamente.
Por eso, por mucho que moleste, duela o inquiete estar encerrado haciendo videoconferencias, entrenamientos con arcos de baby en el patio de la casa o viendo a unos gamers haciéndolas de jugadores perfectos con unos controles luminosos y colorinches, eso es mejor que ir a exponerse tontamente “para salvar el producto”.
No es el momento aún para el regreso. Ni siquiera para uno “gradual” y “controlado”. No.
El fútbol no morirá por resguardarlo un poquito. Seguro que no.