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Domingo 23 de febrero de 2020
Aeropuerto Pudahuel necesita crecer
23 de febrero de 1970
A solo tres años de ser inaugurado, las instalaciones del terminal nacional ya comenzaban a exhibir indicios de estrechez y se hacía evidente la falta de espacios adecuados dado el creciente movimiento de pasajeros. “Ante el notable incremento experimentado en el último tiempo por el transporte aéreo en Chile, en sus actuales condiciones, solo podrá sostener un tráfico aéreo de escasa magnitud”, constataba un artículo publicado en “El Mercurio”, el 22 de febrero de 1970.
Pocos imaginaron que en tan corto tiempo el panorama sería aquel. Más aún cuando permanecía fresco el recuerdo del estreno del “moderno aeropuerto”, entregado por el Presidente Eduardo Frei Montalva, el 9 de febrero de 1967, ocasión en que desde la torre de control presenció el ascenso de los jets de la Fuerza Aérea por la pista iluminada de 3.200 metros de largo y 45 metros de ancho. Comenzaba ese día un nuevo capítulo en la aeronáutica nacional, con el reemplazo del aeródromo Los Cerrillos, que por más de treinta años prestó servicios. “De 400 mil personas atendidas al año, ahora Pudahuel permitirá cubrir las necesidades de seis millones anuales”, se auguraba.
Según los expertos, en 1970 esas proyecciones quedaron cortas: “Nuestro principal recinto aéreo no será capaz, con sus actuales dependencias, de soportar en un futuro no muy lejano, la llegada de las aeronaves para más de 300 pasajeros”. Dada la ineludible realidad, el gobierno llamó a un concurso de proyectos, obteniendo el primer lugar el que ofreció una integración funcional con la construcción existente.
“El plan aprobado contempla una edificación de 34.096 metros cuadrados —en la imagen—, con los más innovadores sistemas de recepción y evacuación de viajeros. Incluirá dos etapas, siendo la primera dedicada al área de tránsito internacional, la que se ubicará en dos inmuebles satélites al actual. Se proyectarán sectores adicionales de aduana, policía internacional, oficinas de compañías aéreas y estacionamientos”, informaba una crónica de la época.
Con los años aparecieron críticas crecientes, que señalaban que se estaba en presencia de “un terminal pensado como provisorio y dejado como tal”. El cambio radical vino en 1994, cuando el Presidente Patricio Aylwin inauguró la nueva zona internacional de 24 mil metros cuadrados construidos, apta para recibir a nueve millones de usuarios por año, quedando el antiguo sector destinado a vuelos nacionales. Posteriores licitaciones, concesiones a privados y un tráfico récord de 24 millones de pasajeros en 2019, tienen al actual aeropuerto próximo a estrenar 200 mil metros cuadrados adicionales de instalaciones.