Hemos sido testigos de una demostración de avance del fútbol chileno. Según la vieja costumbre al comienzo de la temporada los equipos están “poniéndose” y se les deben perdonar muchas faltas: lentitud e imprecisión, por sobre todo.
Pero el sábado no hubo nada de eso entre la Católica y Colo Colo. Hicieron 90 minutos de gran intensidad desde el comienzo y la velocidad no produjo necesariamente imprecisión (como en los primeros tiempos de la generación dorada). Muy buen partido de comienzo a fin para marcar el estreno del VAR en el país. Y un estreno importante: los dos goles de los 90 minutos nacieron del nuevo procedimiento. Además fue consultado en otras tres ocasiones al menos, sin que fuera necesaria la revisión del árbitro, que adoptó la visión de los asistentes de video.
Y ese es otro punto: un nueva demostración de la categoría de Roberto Tobar, que ya debe haber alcanzado el primer lugar del podio histórico de los árbitros chilenos, seguido del inolvidable Carlos Robles Robles y de Carlos Chandía, que fueron muy muy buenos, sin alcanzar las distinciones del actual. No fue un partido fácil: mostró seis tarjetas amarillas (y debió mostrar un par más), como consecuencia de un encuentro de alto voltaje.
¿Sirvió el VAR? Por supuesto. Los dos penales —manos en el área— habrían quedado en la duda eterna y discusiones inútiles sin el recurso tecnológico. Igual uno podría discutir, por el tema de siempre, la intencionalidad, pero ese debate se hace intrascendente ante la visión concreta del contacto. Habrá que ver si se mantiene la eficacia en el tiempo.
Muy llamativo: la eficacia de Universidad Católica, que mantiene su rendimiento con un nuevo cambio técnico. Un bicampeón con dos distintos técnicos que ahora recibe al tercero manteniendo las aspiraciones. Ya llegará el momento de hurgar en este fenómeno inédito.
Lo más llamativo de todo es que se haya jugado y, al parecer, sin el visto bueno de la “Garra Blanca” ni del Sifup. Es, sin duda un episodio que produce perplejidad, pues un leve sondeo del mundo social indica que las demandas no han sido satisfechas y las movilizaciones se mantienen y prometen aumentar, al paso que en el mundo político (que es paralelo pero distante del ciudadano) sus protagonistas se entretienen presentando interpelaciones a los ministros. O sea, subsiste el panorama al que se sumaron los futbolistas y los barristas. Pero ellos, según se ve, decidieron abandonar la lucha y las manifestaciones. Algunos, es cierto, rompieron butacas y sillas desde el sector albo en el Bicentenario temuquense, para lanzarlas a la cancha junto con algunas bengalas, pero tal vez fue un grupo que no supo del abandono de las demandas.
Bueno, hoy sigue y termina la Copa, con Colo Colo y la U, que ganó su derecho por no presentación de Unión Española. Según el presidente de la ANFP los dirigentes del club obligaron a los jugadores a no presentarse. Sebastián Moreno, por su experiencia como dirigente nacional y su experiencia con el seleccionado en aquel partido contra Perú, los futbolistas juegan… cuando quieren.