Ayer, en el Congreso Futuro, me encandiló la frase de la periodista brasileña Eliane Blum: “Los niños y los jóvenes no protestan por la incertidumbre, están determinados a salvar el mundo que sus padres están destruyendo”.
Pienso que, ante la incertidumbre, podemos optimizar. Eliane Blum hizo tambalear mis opciones. Y propuso cambios mundiales.
Más tarde, alegremente, la premio Nobel de Física 2018, Donna Strickland, canadiense, subrayó cómo nuevos instrumentos abren las ciencias a nuevos descubrimientos. Explicó su investigación sobre el láser y sus aplicaciones. Cerró comentando cómo otros premios Nobel habían ganado mediante complejas investigaciones; la suya había sido sencilla, basada en una tecnología. Se ganó al público con su espontaneidad. Alimentó esperanzas.
Linda Elkins-Tanton, geóloga y geofísica estadounidense, ilusionó con la aventura de descubrir. Ella dirige el envío de NASA, en el año 2022, de una sonda hacia Psyche, un especial asteroide que, se hipotetiza, fue el corazón ardiente de un objeto que luego se enfrió. “¿Por qué hacer esto?”, preguntó. Destacó a su equipo, 900 personas: “Podemos hacerlo porque podemos pensar por nosotros mismos, tan especiales como seamos”, dijo. “En una era en que tantas narrativas son narrativas de temor, ¡podemos arreglar el mundo! La exploración espacial es para todos nosotros”, cerró.
Orgullo para el país, la astrónoma chilena Paula Jofré, asertiva, relató su camino a la astronomía, trabajando entre incertidumbres científicas. Y luego, contó cómo en Cambridge, la conversación con un amigo biólogo experto en evolución le abrió los ojos a escudriñar la evolución de la galaxia.
Se preguntó si la química de las estrellas y sus planetas podrían generar un árbol genealógico, como hizo Darwin en biología. Adquirió prestigio global. En ese tema está; así podrá explicar la dirección del universo.
Concluyó con peticiones: crear en Chile ambientes de encuentro y discusiones entre científicos, atraer talentos mundiales, mejorar la burocracia de la migración, favorecer la diversidad y eliminar la mentalidad racista.
Otra luz apareció: la matemática Kristin Lauter, estadounidense de Microsoft Research, habló de la encriptación “homomórfica”. No alcanzo a explicarla aquí; ella lo hizo fácil acudiendo a “Los Simpson”.
Pero supe que ese método de encriptar logra, por ahora, que mis datos privados se mantengan privados. Es un gran peldaño para las aplicaciones de inteligencia artificial. Y ya nadie podrá conocer mi ubicación siguiendo mi celular.
Hoy habrá más.