Aunque es normal sentirse más cómodo y seguro con personas con las que compartimos ideas y sentimientos, ello puede tener un impacto negativo en el desarrollo socioemocional de los niños, especialmente en su capacidad empática.
Vivir en una burbuja en que todos son semejantes y homogéneos puede disminuir en los niños su capacidad de percibir y adaptarse a diferentes situaciones, particularmente a las emociones que tienen las personas en distintos contextos.
Cuando se convive con otros, se está constantemente y en forma natural en resonancia con los sentimientos de los demás. Mientras mayor sea la diversidad, mayor será la amplitud mental de los niños y su capacidad de conectarse en forma profunda —desde lo afectivo y cognitivo— con personas diferentes. Los trabajos y los juegos de grupo abren la mente de los niños a la colaboración mutua y a crear conexiones emocionales entre ellos, mientras que mantenerse siempre en el mismo grupo limita sus posibilidades de acceso para percibir diferencias.
Judi Halpern, de la Universidad de California, plantea que la curiosidad está al centro de la empatía y un niño que escucha una versión diferente a lo que está acostumbrado tendrá un interés natural por saber y preguntar más. La empatía puede desarrollarse, y, por lo tanto, se puede lograr a través de la crianza que los niños la vayan adquiriendo, ampliando su experiencia y apertura emocional. Quizás la mejor manera es tener padres que sean empáticos con las emociones de sus hijos, aunque no les gusten. Por ejemplo, es más empático decir: “Entiendo que estés enojado con tu hermano, pero no puedes pegarle”, que decir “No está bien enojarse con los hermanos”.
También los gestos y palabras de los padres que reflejan empatía se van constituyendo en modelos que los niños van interiorizando y que los ayudarán a tener una personalidad más empática.
Desde una perspectiva del desarrollo de la empatía, así se va favoreciendo la introspección y el acceso al mundo interno de los demás. Las personas empáticas no solo ayudan a los otros, sino que además tienen mejores relaciones interpersonales, les va mejor en su trabajo y en su vida familiar que aquellas que son egocéntricas. Dé la oportunidad a sus hijos de salir de su burbuja, lo que favorecerá su desarrollo emocional.