Miguel Simón, periodista y excelente relator de la cadena ESPN, entrevistaba a Miguel Russo, recordándole al exentrenador de Universidad de Chile una frase que de tanto repetir sonaba a lugar común: “Son situaciones, son decisiones”.
En esa sentencia, el otrora volante de Estudiantes de La Plata explica que los técnicos están sometidos en el día a día resolver ecuaciones de variado calibre, que a la corta o a la larga repercuten en el devenir de sus equipos. Reinaldo Rueda y sus colaboradores, encabezados por Bernardo Redín, enfrentan las eliminatorias a la Copa del Mundo de Qatar 2022, el Preolímpico clasificatorio para Tokio 2020 y la Copa América de junio próximo con la frase de Russo sonando bajito.
Desde antes del estallido social, el camino de la Sub 23, que buscará volver a los Juegos Olímpicos después de dos décadas, resultó intrincado. No disputar en noviembre el cuadrangular frente a Estados Unidos, Argentina y Brasil simboliza las dificultades de este grupo.
Exigir clasificaciones no es justo, porque las condiciones de trabajo no estuvieron. A partir de este preámbulo, la tarea es potenciar la mayor cantidad de futbolistas para sumarlos de manera paulatina, pero progresiva, a la selección mayor. La falta de alternativas en la Roja adulta es un dato de la causa, con el que incluso se caricaturizó, sin sopesar el rostro del problema.
El objetivo central es retornar a la Copa del Mundo y por eso es necesario que el fútbol chileno acomode su agenda en esa línea. Los estandartes del grupo que brilló desde 2007, cuyos estertores alcanzaron para el cuarto lugar de la Copa América de Brasil 2019, están cerca del andén del adiós. Es clave cuidarlos, porque su aporte será determinante. El desafío competitivo de junio entrega un mínimo de cinco partidos, donde lo ideal sería que al menos una decena de jugadores del Preolímpico se integren a ese plantel.
Si algo requieren los futbolistas locales es ritmo de competencia internacional, ese intangible que no asegura éxitos, pero sí la opción de batallar en igualdad de condiciones. Es fácil decirlo y quizás muchos estén de acuerdo. La dificultad aparece cuando el impacto de la derrota nubla el análisis y el facilismo encamina a decisiones radicales.
Marcelo Bielsa planteaba que para afrontar una eliminatoria como la sudamericana, con 18 partidos, es fundamental disponer de un mínimo de 33 jugadores. En el comienzo es posible no poseerlos, pero en el trayecto la oncena se va armando. Los cuatro encuentros que garantiza el Preolímpico son el escalón inicial. De ahí vendrán los duelos con Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Australia en la Copa América. Por el formato, la exigencia mínima es alcanzar los cuartos de final y luego ver cómo se da el torneo.
Ojalá este plantel Sub 23, que se medirá en Pereira y Armenia con Ecuador, Venezuela, Argentina y Colombia, atesore la oportunidad. Sería extraordinario que en septiembre, luego de estos dos apretones, el entrenador acceda a un abanico mayor, que permita mirar con ambición el epílogo de la lucha por acceder a Qatar.