El martes 19 salió la aprobación, por Ignacio Briones, ministro de Hacienda, del penúltimo paso para consolidar la Región de Atacama como laboratorio natural, por sus tesoros paleontológicos en la zona de Bahía Inglesa.
Los fósiles dan respuestas a incógnitas como la evolución, la flora y fauna ancestrales, el cambio climático, la geología.
Han aparecido aquí fósiles de Megalodón, tiburón de 16 m; delfines enanos; el Pelagornischilensis, ave planeadora de 6 m de envergadura, uno de los mayores voladores conocidos; y el Odobenoceptops, delfín con cara de morsa incluido su largo colmillo.
Pero el depósito principal, el más rico del país, ha sufrido más de dos décadas de ilegal explotación minera. La llevaron a cabo las sociedades Minera Bahía Inglesa y Bifox Ltda.
Al margen de la normativa, con máquinas y procesos químicos pulverizaban los fósiles de hace 8 millones de años, para conseguir fosforita, usada en fertilizantes, detergentes, alimentos… La explotación fue condenada en 2012 a pagar al Estado más de $3 mil millones como indemnización. Aún no aparece el dinero.
El esfuerzo por proteger el sitio se institucionaliza en 2019 con la “Corporación de investigación y avance de la paleontología e historia natural de Atacama”, que marcará la región como punto mundial para la paleontología.
Desde 2016, la minera australiana Kiwanda estudia comprar los derechos mineros en Bahía Inglesa (http://bit.ly/2XA4Asg).
Advertida del laboratorio natural paleontológico, Kiwanda se aviene a respetar una reserva de 2.516 hectáreas, la zona más rica en fósiles. Además, elaboraría un plan de monitoreo paleontológico de su operación y en un depósito preservaría las piezas que aparezcan. También entregaría US$ 250 mil al año a la Corporación, y un millón de dólares inicial. Este arreglo es lo que aprobó el ministro Briones. Pero, pende la decisión de compra.
Si se arrepiente Kiwanda, la sociedad Bifox quedaría en el área.
En octubre, el ministro de Ciencia, Andrés Couve, analizó el sitio en compañía de científicos, autoridades. No sé si supo del grupo de artesanos que se la han jugado por este laboratorio natural.
Los artesanos se iniciaron rescatando fósiles para venderlos; por ejemplo, dientes de tiburón del porte de una mano. Pero, junto a científicos, aficionados, autoridades, periodistas y parlamentarios, fueron dándose cuenta del valor de los restos. Cambiaron.
Formaron un pequeño museo en Caldera donde exhiben sus piezas.
Como ellos, el intendente de Atacama, Patricio Urquieta, y la alcaldesa de Caldera, Brunilda González, los senadores por la zona y más abrazaron este futuro científico y turístico de la zona. Impulsores, fueron el abogado Gastón Fernández y el experto en paleontología Pablo Quilodrán.
Saben que la lucha contra la explotación minera, sin permisos ambientales, en la zona más rica en fósiles, ha sido cruenta. Y la libraron múltiples chilenos desde que comenzó la explotación, a mediados de los 90.
Ahora, la minera australiana tiene la palabra.